Antoni Daimiel: "En el 'Todo vale' empeoramos todos" (Parte 2)
(Este texto corresponde a la sección de Entrevistas, que, como su propio nombre indica, contiene entrevistas; en este caso, a Antoni Daimiel, entre otras muchas cosas, comentarista de la NBA en Movistar+ desde hace casi treinta años y referente absoluto en el periodismo deportivo en castellano)
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WOLCOTT FIELD: Hace ya unos años, en la presentación en Madrid de su libro El sueño de mi desvelo dijo que ese libro era “un ejercicio de memoria y nostalgia, cosas a las que no hay que renunciar”. En España, la NBA se empezó a ver a finales de la década de los ochenta, pero no es hasta mediados de los noventa, después del bombazo internacional surgido con el Dream Team de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y el inicio en Canal Plus y Sportmanía de la retransmisión de partidos de la NBA prácticamente todos los días, cuando se pudo empezar a seguir de verdad. Sin embargo, jugadores como Magic Johnson o Larry Bird o plantillas como los Bad Boys de Detroit Pistons, que remiten sin duda a la década de los ochenta, siguen siendo grandes referentes de la NBA en nuestro país. ¿Considera que, al contrario de lo que ocurre en la actualidad en la que, ya sea a través del League Pass o en cualquier NBA Saturday o NBA Sunday con Guille Giménez y con usted, cualquier aficionado de cualquier equipo puede ver cualquier partido a una hora más o menos decente, el hecho de no poder haber visto prácticamente esos partidos antiguos con regularidad hace que se creen más mitos y leyendas, más jugadores que en el imaginario colectivo han trascendido a su trayectoria profesional? En teoría, nunca ha habido atletas tan preparados desde cualquier punto de su preparación como los que hay en la actualidad…
ANTONI DAIMIEL: A mí no me molesta que se mitifiquen épocas anteriores en el deporte. Es algo normal. Todos le damos un color en el recuerdo de la memoria y una literatura a lo que vivimos de niños y de adolescentes relacionado con el deporte muy especial y eso queda en el recuerdo de una manera suprema, con una matrícula de honor dentro de lo que es la escala de jerarquía de nuestros recuerdos deportivos. Es curioso esto que preguntas. Yo creo que fue el momento en el que llegó la NBA a España y que hay que reivindicar a todos los que nos trajeron la NBA desde los medios de comunicación, por supuesto desde Ramón Trecet en Televisión Española a toda la gente que viajaba a Estados Unidos para traernos entrevistas, crónicas y fotografías a través de la prensa escrita en aquellos años, Fernando Laura, Sixto Miguel Serrano, Miguel Ángel Forniés, toda esa gente que viajó a Estados Unidos entre finales de los ochenta y principios de los noventa. Es normal que se tenga mitificada porque los ochenta también fue una gran época para la NBA. Es bueno y sano, lo que pasa es que la gente relaciona eso con hacer de menos la actualidad y, como dices, los deportistas de hoy en día, prácticamente en cualquier modalidad, son mejores porque ha habido una evolución biológica del deportista, se tiene mucho más conocimiento táctico, hay mejor manera de llevarle el conocimiento estratégico, táctico y de fundamentos del deporte al deportista, así que ahora son mejores. Pero eso no quita, y además no creo que sea malo, que se recuerde con nostalgia y con cariño aquellos años.
WOLCOTT FIELD: Al respecto de las últimas preguntas, ¿qué opinión tiene sobre la utilización de la estadística avanzada que se realiza en la actualidad? Sin duda, aumenta la competitividad de los jugadores y, por ende, de los partidos y de la competición, pero ¿no cree que también hacer perder emoción al deporte, que le aleja de ese componente, tal vez irracional pero altamente reconfortante, que convierte al deporte en imprevisible?
ANTONI DAIMIEL: Esto que preguntas es interesante. La estadística avanzada es muy buena porque sobre todo le da mucha información a los propios clubes, franquicias, entrenadores, jugadores, directores técnicos, etc. y esto les ayuda a avanzar en el desarrollo del deporte. Es verdad que nos predice cosas que antes no conocíamos y esto le puede quitar algo de emoción. Yo creo que todavía el deporte sigue teniendo un punto de imprevisible y eso es lo que hace que todo el mundo siga enganchado. Lo que sí que me gusta es que la estadística avanzada diluye y resuelve muchos debates vacuos a la hora de decir si este jugador es bueno o no. Tú puedes discutir “Este me gusta más o este me gusta menos”, pero toda esta gente que dice que Antetokounmpo no sabe jugar al baloncesto, pues queda totalmente desautorizada. En redes sociales habrá mucho debate así, pero muchas de esas opiniones ya no se pueden tomar en serio con todos los elementos que tenemos a través de la estadística.
WOLCOTT FIELD: Ruego que me perdone, pero tengo que preguntarle sobre periodismo, ya que, además de en las retransmisiones de la NBA, ha formado parte también de otros programas icónicos como El Día Después o Informe Robinson. Hay una generación de españoles aficionados al deporte que se formó con aquel El Día Después de la primigenia redacción de Deportes de Canal Plus y con la sección de Deportes de aquel El País, ambas, por cierto, auspiciadas por Alfredo Relaño, al igual que también existe una generación posterior que en su mayoría se formó, ya en la primera década del siglo XXI, con ese Carrusel Deportivo de Paco González y Pepe Domingo Castaño. Esas generaciones son diferentes entre sí desde una perspectiva periodística y todavía es más diferente a ellas la generación actual, formada en las plataformas de streaming, en YouTube y Twitch, enmarañada entre el periodismo y el entretenimiento, con una exponencial menor capacidad de atención. Hace unos meses, puso un hilo en Twitter en el que mantenía que “Cultura, medios, literatura y formatos audiovisuales triunfantes contribuyen al modelado de las nuevas generaciones. Lo que triunfa se consume, lo que se consume te va construyendo. Como lector, receptor, espectador, tienes una responsabilidad hacia el desarrollo de tu sociedad”. Es realmente interesante esa opinión porque a la hora de medir el periodismo en España casi siempre se incide en la labor del emisor y casi nunca en la responsabilidad del receptor. ¿Cuál es su opinión sobre el periodismo deportivo que se hace en España? ¿No cree que está quedando peligrosamente desplazado ante el entretenimiento, ante el volumen inabarcable de creación de contenido que existe, por ejemplo, en Internet? Cuando piensa en el periodismo español (y en concreto, en el periodismo deportivo español), ¿su pesimismo se convierte directamente en su raíz latina, en “pessimum”, es decir, en “lo peor”?
ANTONI DAIMIEL: Esta es una gran discusión que está muy vigente en estos días. Yo llevo muchos años diciendo que no me gustaba y sigo diciendo que creo que ha ido a peor el periodismo deportivo en España y en otros países, también en Estados Unidos el periodismo deportivo que leo, escucho y veo ahora es peor que el de hace 25 años. Este juicio que hago tiene que ver con lo que es el periodismo, es decir, el periodismo es una cosa que se dictó hace muchos años y que para cualquiera que necesite información está en la universidad, en las facultades de Ciencias de la Información o de Periodismo, y luego se han seguido evoluciones hacia diferentes lados. Yo creo que el receptor tiene una responsabilidad y que el receptor tiene que tener un propósito. Debemos de huir un poco de esto, que además está triunfando entre los jóvenes, y debemos al menos plantearles el análisis profundo sobre esta cuestión, el “Yo sólo busco entretenerme y pasar el rato”. Uno según va cumpliendo años se da cuenta de que está bien pasar el rato y entretenerse un tiempo, pero que hay que buscar ventanas en las que, además de entretenerte y pasar el rato, puedas mejorar tu curiosidad y tu conocimiento sobre determinadas cosas.
Es inevitable, y puede ser sano y constructivo, que aparezcan nuevas vías de entretenimiento, nuevos formatos. Es un muy buen incentivo para gente joven que quiere comunicar o que piense que vale para eso. Es una muy buena salida si se van definiendo o perfilando las vías de ingresos a través del mayor o menor éxito de estos formatos para todo periodista deportivo que se va quedando fuera de un mercado cada vez más escaso y más precario, pero creo que hay que hacer mucha pedagogía y aquí me pongo yo responsabilidad y a toda la gente que tenemos una ventana en la que nos puede seguir gente. Hay que hacer mucha pedagogía de lo que está bien y de lo que no está tan bien y poner cada cosa en su sitio. En el “Todo vale” empeoramos todos a medio y largo plazo.
Ahora hay un movimiento que me parece muy curioso, importante y analizable, que es que en los medios tradicionales empieza a ver gente que ante el éxito de estos nuevos formatos quiere que en los medios tradicionales se haga lo que se hace en Twitch, en YouTube, incluso a costa de perder o de renunciar a los mandamientos principales del periodismo, a contar las cosas, a contar quién, dónde, cómo, cuándo, a analizarlas. Tampoco desde los medios hay una responsabilidad de darle todo el mensaje completo al receptor. No lo hay desde hace muchos años y ahora tienen la excusa perfecta con los nuevos formatos para decir “Vamos a hacer cosas de estas y tampoco”. Soy muy pesimista con todo este panorama, pero abogo por la responsabilidad de los que estamos en vías de comunicación para hacer lo que debemos, hacerlo cómo debemos y explicarle a la gente desde nuestro conocimiento, experiencia y formación lo que está bien, lo que no está bien, lo que no pasa nada y lo que sí pasa por hacer o decir.
WOLCOTT FIELD: Ha dicho cosas muy interesantes y, evidentemente, tengo que insistir en esta discusión entre el periodismo y el entretenimiento. Busquemos culpables. ¿Los periodistas, los jefes (que en su mayoría ni siquiera son periodistas o no han desarrollado nunca su profesión en una redacción), los anunciantes o la audiencia? ¿Los canales y medios en los que se desarrolla el producto periodístico o el producto periodístico en sí? ¿La irrupción de Internet, su democratización mal entendida y el uso que se le da a las redes sociales? Al igual que usted, yo tengo un pensamiento muy pesimista sobre el periodismo deportivo desde hace ya demasiados años y tiendo a culpar exponencialmente a los periodistas, a todos aquellos que llevan (o llevamos) haciendo desde hace muchos años productos de entretenimiento que ocultan (u ocultamos) diciendo que son productos periodísticos para intentar concederles una pátina de prestigio pretendido. A la audiencia tampoco la salvo porque, como ha dicho antes, todos tenemos una responsabilidad como personas, ya seamos emisores o receptores. Es curioso, por ejemplo, cómo nuestra sociedad ha prostituido el concepto de libertad, otorgándole un significado diferente a su definición, librándola, precisamente, de esa parte de responsabilidad que lleva inherente desde su concepción. Para mí, la evolución de los medios, del papel a la web o a las newsletters, de la televisión a Twitch o a YouTube, de la radio al pódcast, no es el problema, sino que el problema es que, sencilla y simplemente, los periodistas hemos dejado de hacer periodismo, nos hemos olvidado, posiblemente porque en esta sociedad actual dominada por los egos lo único que nos importa es hacer valer nuestra opinión sobre la de los demás, de que lo que tenemos que hacer es contar lo que vemos y lo que ocurre. Sea sincero, ¿cree que existe alguna solución posible todavía para el periodismo deportivo o cree que ya hemos alcanzado definitivamente el punto de no retorno hacia nuestra propia destrucción?
ANTONI DAIMIEL: Busquemos culpables en el asunto del periodismo actual. Pienso de la misma forma que tú: los propios periodistas han hecho un ejercicio bastante errático de su profesión por diversos motivos. A veces, buscando la ley del mínimo esfuerzo. Otras veces comprobando que un mínimo esfuerzo a veces emparentaba con llamar más la atención y, por lo tanto, atraer más audiencia. También los más ruidosos, hablo del periodismo deportivo e, incluso, del periodismo político, han coincidido, precisamente, con el hecho de ser los más fanáticos de un equipo, de una ideología, de una tendencia. Se ha identificado el éxito periodístico con eso. Ya llevamos muchos años así, por lo tanto se han educado generaciones en la creencia de que el periodismo es eso y se ha hecho poca pedagogía por parte de los medios, de los propios periodistas que pretendían ser fieles a la esencia de esta profesión. También hay una responsabilidad de los medios de comunicación, que no han tenido ninguna intención desde su dirección de hacer lo que había que hacer y han buscado también el ruido y la rentabilidad a costa de lo que fuera. Claro, si son empresas privadas nadie les puede reprochar, teóricamente, nada. Los malos gestores, las malas decisiones en la dirección de los medios, quienes primeros las han pagado han sido los propios medios porque la gente experta, los creativos, la gente que se dedica a crear contenido, se ha dedicado a eso, a crear contenido, y han huido de los puestos de gestión y dirección. Al final, esos puestos los han copado en su mayoría los financieros, que en su función está la de priorizar una serie de cosas y han pasado a un plano muy bajo el hecho de poder ofrecer mejores contenidos. Eso ha sido un problema también.
Lo de los nuevos medios, canales, Internet, yo en el balance final los pongo en positivo. Yo creo que hay más beneficio que perjuicio, si bien es verdad que también hay mucho perjuicio. El haber democratizado la opinión, la conversación entre unos y otros, perturba y adultera un poco lo que es lo principal y, además, da una sensación de que la formación y el mejorar en conocimiento es secundario, no importa o no interesa. Confundir periodismo con entretenimiento es hasta normal y lo interesante es que cada uno sea sincero. Todo es legítimo, pero, claro, si ya hay gente que hace entretenimiento o show y te dicen que hacen periodismo, pues están también adulterando la concepción que puede tener el público en general de lo que es una cosa y de lo que es otra. Muchas veces todas estas cosas se han hecho por intereses muy particulares. Yo soy optimista porque creo que en todo este ya lío total, batiburrillo de canales, de formatos, de gente que trata de abrirse camino, hay modelos muy buenos, muy positivos, muy interesantes y, si los hay, eso significa que va a haber gente nueva, chicos jóvenes, adolescentes, que los descubran y que descubran otra manera de hacer las cosas mucho más digna. Por lo menos, hay espacio para que no solo cuatro directores de medios vayan decidiendo lo que se hace o lo que no. Además, hoy en día con el mundo globalizado se ven modelos de otros lugares, de lo que se hace en otros deportes, en otras publicaciones, en las publicaciones de pago en Internet. Al ser de pago se sobreentiende que hay que dar mayor nivel, mayor calidad, y se recupera un poco el camino en cuanto a lo que tiene que ser el periodismo.
Tú hablas del ego y el personalismo en los nuevos formatos y eso es inevitable, no se puede luchar contra eso. Hay que confiar en que la gente que al final triunfe y tenga éxito de una manera muy personal normalmente va a ser gente de mucho nivel, gente que vale para esto. Vamos a confiar en que hagan bien su trabajo y de esa manera la gente que lo sigue pueda acostumbrarse a una mejor comunicación de todo lo que tiene que ver con el deporte, la actualidad, etc. Por eso, creo que hay algún brote verde y que no hay que perder la esperanza de que esto mejore.
Foto: Cadena Ser
WOLCOTT FIELD: Es evidente (o quizá sea una impresión mía equivocada, pudiera ser) la influencia que ha tenido el periodismo deportivo estadounidense en su manera de hacer periodismo. Al contrario que lo que sucede en el periodismo español (salvo obvias excepciones, por ejemplo, el citado Informe Robinson), el periodismo deportivo estadounidense, tradicionalmente y aunque también está sufriendo un cambio de paradigma desde la irrupción de Internet, suele conceder más tiempo al desarrollo del producto y apuesta descaradamente por la historia y el análisis, sin renunciar a la profundidad, al contrario. Asimismo, también, especialmente a través de los beat reporters, hay una cercanía mayor a los jugadores, los grandes protagonistas del deporte, que no tienen, al contrario de lo que ocurre muchas veces con los deportistas españoles, ningún reparo en que se escriban o se cuenten historias relacionadas desde cualquier ámbito con su trayectoria deportiva, ya sean en cuanto a procesos de recuperación, problemas mentales, lucha racial, alcoholismo, etc. ¿Cómo le ha influenciado el periodismo deportivo estadounidense a la hora de desarrollar tu oficio? ¿Considera que, por ejemplo, un medio como The Athletic, uno de los grandes paradigmas actuales en el periodismo mundial de esa conjunción entre historias, análisis y reporterismo, podría tener cabida en el periodismo español tanto desde una perspectiva de los medios como de la audiencia?
ANTONI DAIMIEL: Sí, desde mis primeros viajes a Estados Unidos compraba muchas publicaciones en cada ciudad. Enseguida me di cuenta de que había una diferencia a favor del periodismo deportivo que se hacía allí. Allí y aquí se ha ido a peor. No sé si la distancia se mantiene o, incluso, se ha podido reducir porque allí la deriva última ha sido preocupante también.
En cuanto a la relación de los deportistas con los periodistas allí, yo creo que hay un motivo que obviamente existe de que el deportista aquí no se fía del periodista por esa mala praxis que pueden comprobar a menudo desde el periodismo, entonces no se fían y no lo necesitan ya. Allí de origen el deportista viene condicionado de una manera muy diferente. Allí el deportista sabe desde el principio que le viene muy bien aparecer en los medios, que le va a dar beneficios a medio y largo plazo. Parece que nacen ya entrenados para tratar con la prensa y muestran muchas más facilidades de primeras a la hora de tratar con la prensa. Ves voluntad en el deportista de Estados Unidos de, por lo menos con los periodistas que respetan, entablar o, incluso, alimentar, sembrar buenas relaciones. Aquí los deportistas no son así. La manera de contar historias y tratar con respeto temas que puedan ser interesantes fue un poco el origen o el génesis de lo que yo buscaba como una justificación a la hora de estar al lado de Montes. Yo, que era un chico de 25 años, pero que no había sido ni deportista, ni entrenador brillante y que era un periodista desconocido. Esas otras historias que completaban, yo creo que desde un punto de vista serio, la manera de entender por qué un jugador se comportaba en la pista de la forma de la que se comportaba, pues es algo a lo que recurrí al principio y que creo que sigue siendo muy válido aunque no se practique tanto.
The Athletic y este tipo de medios me parecen muy interesantes. Yo creo que tienen cabida y ahora más que nunca. Por suerte, las nuevas generaciones están acostumbradas a pagar por lo que ellos creen que merecen la pena y yo creo que en España acabarán triunfando medios de pago. Además, como te he dicho antes, por el hecho de ser de pago van a autoimponerse unos cánones o unos mínimos de calidad mucho más altos.
WOLCOTT FIELD: La única vez que nos hemos visto en persona estuvimos hablando de jugadores cubanos en Las Mayores de béisbol, así que no puedo acabar esta entrevista sin esta pregunta: ¿qué significa Cuba para Antoni Daimiel? ¿Por qué es tan especial para usted, por qué le atrapó tanto? ¿Cuba es su final de trayecto, el camino libre de pajas en el que se quiere sentar en un tronco (que cantaba Compay Segundo) el día que decida que las noches NBA en Movistar+ se han terminado?
ANTONI DAIMIEL: Cuba ha sido muy importante desde que poco después de cumplir veinte años descubrí Cuba y entablé relación con mucha gente de allí para mí muy interesante y enriquecedora. Es un país muy particular, con una historia y un presente muy particular en todos los ámbitos, también en el deporte. Esto le pasa a mucha gente, la película Un lugar en el mundo explica un poco esto, hay sitios a los que vas y de repente no has ido nunca y te sientes bien. Eso me pasa a mí en Cuba. Al final, familiarmente estoy muy relacionado con Cuba, trato de ir mucho. En el futuro nunca se sabe porque la vida va cambiando, los países van cambiando, tus prioridades y tu entorno van cambiando. Yo siempre pensé que me hubiera gustado vivir allí, me hubiera gustado ejercer mi profesión allí, no sé si como corresponsal. Eso no se ha dado, ni se ha podido dar, ni se dará. Ahora mucha gente me dice que con los nuevos formatos, con Twitch, con YouTube, podría vivir allí… Bueno, nunca se sabe. Mi voluntad y mi intención es seguir yendo a Cuba y teniendo relación con ese país, pero de momento mi lugar sigue estando en España y en Madrid, que es donde resido. Ya veremos en un futuro cómo sigue todo y si yo puedo acabar viviendo allí o no.
Foto: Diario As
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Suelo escribir siempre con música, así que he decidido que voy a poner alguna de las canciones que ha sonado mientras estaba escribiendo el texto. Como, por ejemplo, ésta: