Make a fullback great again
(Este texto corresponde a la sección de Reportajes, que, como su propio nombre indica, contiene reportajes sobre deportistas, clubes o cualquier aspecto relacionado con el deporte)
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La evolución de la NFL en los últimos años hacia el juego de pase, formaciones con más receptores y ofensivas en las que predominan los ataques Spread y las Run-Pass Option han hecho que la posición de fullback, imprescindible a lo largo de muchas décadas de la historia de la competición estadounidense, haya sido la gran damnificada.
En este reportaje, analizo la situación actual de la posición de fullback con la ayuda de Rubén Ibeas, comentarista de la NFL en Movistar+, y de Jesús Soler, especialista en estadística avanzada, y me pregunto si está abocada a su desaparición.
¿Qué debe tener un buen fullback?
Tenacidad, buenas manos, humildad y, sobre todo, una buena técnica de bloqueo. Eso es lo que, según el periodista Peter King hace más de dos décadas en Sports Illustrated, define a un buen fullback. “Su trabajo es el de bloquear, el de abrir gaps en el ataque del juego terrestre. Es lo más productivo para ellos”, reconoce Rubén Ibeas. Y añade: “Y, luego, poder acarrear el balón también”. “Es evidente que la evolución del juego te lleva a otras facetas, pero el fullback es un jugador del backfield y debe saber también acarrear el balón. Pero lo primordial es generar un gap nuevo y ser un jugador que lidera los bloqueos en el segundo nivel para abrir espacios y líneas de salida a los running backs”, completa.
No en vano, esas dos virtudes convirtieron durante muchas décadas a la posición de fullback en uno de los puestos claves de los ataques de la NFL, en la cara más visible de las ofensivas más duras. “Era un jugador de más poder, de más norte-sur, más duro, que te conseguía primeros downs en yardajes cortos, que era capaz de golpear a la línea ofensiva y hacer que se cansaran. Históricamente ha sido un tipo de jugador muy importante porque la NFL de antes era un juego sin tanto pase, un juego más terrestre, un juego más duro, de golpear mucho al rival y el fullback era un jugador vital”, recuerda Ibeas. Y continúa: “La importancia suya fue máxima en la época de los sesenta y de los setenta, donde había un juego terrestre duro, más por tierra, en lo que todo era más complicado de conseguir y por eso el fullback era importante”.
Sin embargo, como insiste Ibeas, “la evolución del juego hacia el pase lo que hace es que tenga menos presencia y, quizá, menos importancia o que los coordinadores ofensivos le den menos importancia de la que para mí tiene”. “Si vas más al juego aéreo cada vez necesitas más receptores, jugadores de más talento, más rápidos y explosivos, que puedan alcanzar el tercer nivel con mucha más facilidad”, explica. Y profundiza: “La figura del fullback, que está más enfocada al juego terrestre, termina quitándose de la alineación por otros jugadores con otras condiciones que se puedan adaptar mejor al juego de pase. Es la causa principal de la paulatina, no desaparición, pero sí mucho menor uso del fullback. Es normal, hay otras posiciones que también se pueden ver afectadas por la evolución del juego de pase”.
De la West Coast a los ataques Spread
Rubén Ibeas sitúa la evolución de la competición hacia el juego de pase como el mayor problema para subsistir con el que se está encontrando la posición de fullback y la estadística avanzada de Jesús Soler le da la razón: tal y como se puede apreciar en la gráfica de debajo, el desequilibrio entre el uso del pase y de la carrera ha aumentado exponencialmente a favor del primero desde el año 2002 al año 2020 y los Kansas City Chiefs, destacados en el gráfico con la línea roja, son el máximo exponente de esa tendencia.
Fuente: rbdsm.com y nflfastR
Sin embargo, la evolución hacia el pase del juego (o el aumento de los estudios realizados sobre las consecuencias de las conmociones cerebrales en el football) no explica por sí sola la menor incidencia actual de la posición de fullback, ya que en el ataque West Coast, la primera gran evolución en el juego de pase que tuvo lugar entre la década de los setenta y de los ochenta y que alcanzó su máxima expresión con los San Francisco 49ers entrenados por Bill Walsh y comandados ofensivamente por Joe Montana, el fullback contaba con un uso abundante. “El fullback era importante en el ataque West Coast por las formaciones, por buscar el mismatch con la formación”, analiza Ibeas. Y lo explica: “Si tú formas con un fullback, un running back y un tight end, con un personal 21 o 22, puedes encontrar un juego rápido, un juego de mucha más precisión para el quarterback para seguir moviendo cadenas con pases cortos y rápidos”. “El fullback te funciona muy bien porque es capaz de abrirse muy rápido y con esas formaciones engañar a la defensa y hacerla pensar que puede ser una jugada de carrera cuando en realidad es una jugada de pase para que el quarterback suelte más rápido el balón en progresiones más nítidas y claras”, mantiene.
Por ello, todavía hay que delimitar más el culpable de la disminución de la posición del fullback en el football actual y ese camino nos lleva directamente hacia dos tipos de ataques predominantes en esta NFL. Por un lado, las ofensivas Spread, que abren el campo de banda a banda sumando un mayor número de receptores y obligan a la defensa a tener que cubrir todo el campo. Por otro lado, las Run-Pass Option, que cuentan con receptores ejecutando rutas y también con jugadores bloqueando por el centro para que el quarterback decida si realizará una jugada de pase o de carrera según los movimientos iniciales de uno o dos defensores. “Con los ataques Spread y las Run-Pass Option lo que buscas es explosividad, jugadores abiertos, jugadores que puedan ganar desde el inicio de la ruta, algo que un fullback, que es más pesado, más lento, no debería poder hacer”, arguye Ibeas. “Al fullback le va a costar ganar desde el release, desde el inicio de la ruta, aunque hay casos excepcionales como el de Juszczyk, al que lo puedes poner abierto sin problemas. Eso no es lo normal en un fullback, Juszczyk es la excepción”, razona. Y culmina: “En la West Coast es más eficaz porque lo puedes utilizar dentro del sistema para encontrar ventajas en situaciones cortas, pero en los Spread y en las Run-Pass Option, aunque haya situaciones cortas, necesitas de un jugador más explosivo”.
El personal 12 ha reemplazado al personal 21
El resultado de esa tendencia ofensiva que existe en los últimos años en la NFL hacia los ataques Spread y las Run-Pass Option se concreta también en un cambio del personal utilizado, ya que han proliferado las formaciones más ligeras con tres o cuatro receptores (personal 11 y personal 10) y, en lo que a la posición de fullback se refiere, el personal 12 (con un único jugador en el backfield, dos tight ends y otros dos receptores) ha reemplazado al personal 21 (con dos jugadores en el backfield, dos receptores y un único tight end). De hecho, según los datos de la página web Sharp Football Stats aportados por Jesús Soler, desde 2018 a la actualidad y según la media de la competición, las formaciones con personal 12 han aumentado desde el 17% al 22%, mientras que las formaciones con personal 21 han disminuido desde el 8% al 7%.
Esa tendencia, como digo, es evidente, por lo que quizá conviene hacerse la pregunta de si la posición de fullback no está abocada a convertirse si quiere continuar subsistiendo en una especie de jugador híbrido con las virtudes de su posición y las virtudes de la posición de tight end, una especie de fullback con mejores manos para recibir pases del quarterback, toda vez que el esquema estructural de la ofensiva moderna de la NFL sí que se sigue manteniendo: los ataques de la competición se sustentan en los bloqueos por zonas y, por definición, un fullback, al igual que ocurre con un tight end en las formaciones actuales, siempre contará con esa capacidad para generar espacios adicionales que puedan ser aprovechados.
Rubén Ibeas, en cualquier caso, ya se ha hecho esa pregunta y no parece estar demasiado de acuerdo con esa hipotética reconversión: “Sería un error porque el fullback no deja de tener una misión clara, la de abrir otro gap a la carrera, la de jugar con formaciones pesadas, ser capaces de bloquear en protección de pase a jugadores más grandes, pero siempre desde el backfield”, disiente. Y continúa: “Es verdad que hay tight ends que se utilizan desde el backfield para asemejar la opción del fullback, pero el fullback es distinto, es más compacto, es más de juego duro. Hay tight ends que por físico pueden hacer esa función, pero es más fácil que un tight end se asemeje al juego del fullback que el fullback se asemeje al del tight end porque el tight end tiene que bloquear desde la línea, no puede acarrear el balón como norma general”. “El fullback no debería acercarse a la figura del tight end, sino usarlo mejor desde la formación, desde el alineamiento del fullback. En esta evolución del juego de la NFL los jugadores híbridos cada vez tienen más sitio, cada vez se le buscan más oportunidades y situaciones para aprovechar sus virtudes, pero yo no estoy muy de acuerdo en eso, no creo que el fullback deba de girar hacia la figura del tight end. Creo más en que los coordinadores ofensivos deben buscar más la manera de utilizar más y mejor a sus fullbacks”, concluye.
El ataque de pase con un fullback es más efectivo
Según la página web Pro Football Focus, en los más de 100.000 snaps que se han disputado en las últimas tres temporadas, desde 2018 a 2020, un fullback ha estado sobre el campo en poco más de 10.000 de esos 100.000 snaps. Además, de esos 10.000, casi un cuarto de ellos, alrededor de 2.500 snaps, corresponden a dos únicos equipos, los San Francisco 49ers y los Minnesota Vikings (luego abordaré en profundidad el caso concreto de esos dos equipos y de otros equipos más). Sin embargo, la citada disminución del uso de la posición de fullback no se remite a estos últimos años, sino que empezó hace ya un par de décadas: según la página web Pro Football Reference, las alineaciones titulares con un fullback en la NFL han pasado de un 68% en el año 1998 a un 48% en 2008 y a un 16% en el citado año 2018.
Por el contrario, y aunque parezca complicado de entender según la tendencia seguida por los ataques de la competición, los datos también nos dicen que, en realidad, el juego de pase es más efectivo con un fullback sobre el campo. Se puede apreciar a la perfección en las dos gráficas de debajo aportadas por Jesús Soler y que aparecen en este artículo de la página web FiveThirtyEight. En la primera de ellas, las líneas demuestran que la presencia de dos jugadores en el backfield ha disminuido drásticamente. Mientras, en la segunda de ellas, se aprecia que la eficiencia del EPA medio en jugadas de pase es notablemente superior, prácticamente el doble, con dos jugadores en el backfield, especialmente, por cierto, gracias, una vez más, al ataque de los San Francisco 49ers.
Fuente: FiveThirtyEight
Pero más allá de lo que pueda demostrar la estadística sobre la eficacia o no de un fullback sobre el campo la realidad es que la posición de fullback en la actualidad, salvo honrosas excepciones, ha quedado reducida, sobre todo, a los equipos especiales, donde la posición de fullback continúa teniendo una gran importancia.
Sin ir más lejos, en las dos primeras jornadas de esta nueva temporada, hasta 16 equipos de la NFL han utilizado a su fullback, aunque la mayoría de esos jugadores han jugado pocos snaps y mayoritariamente en equipos especiales. Por ejemplo, Michael Burton, de los Chiefs, sólo estuvo en el campo en el 9% de los snaps ofensivos de su equipo, mientras que permaneció sobre el terreno en el 57% de los snaps de los equipos especiales. Y Derek Watt, de los Steelers, en el 3% y en el 67%, respectivamente. Y Giovanni Ricci, de los Panthers, en el 19% y el 73%, respectivamente.
De hecho, de todos ellos, únicamente cinco participaron en más de 70 snaps en esas dos primeras jornadas: Patrick Ricard, con 100 snaps, el 61% de los snaps ofensivos de su equipo y el 18% de los snaps de los equipos especiales; Alec Ingold, con 77 snaps, el 26% y el 61%, respectivamente; Keith Smith, con 76 snaps, el 27% y el 66%, respectivamente; Kyle Juszczyk, con 75 snaps, el 47% y el 27%, respectivamente; y CJ Ham, con 72 snaps, el 27% y 45%, respectivamente.
Es decir, los fullbacks de los Baltimore Ravens, Las Vegas Raiders, Atlanta Falcons, San Francisco 49ers y Minnesota Vikings.
O lo que es lo mismo: una lista completamente causal y nada casual.
(Continuará…)
Foto: Shawn Hubbard / Baltimore Ravens
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En este texto he utilizado referencias de ESPN, Pro Football Focus, Pro Football Reference, Sports Illustrated y The Athletic.
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