I. Antes de que queráis repartiros la herencia, os tengo que hablar de genes. En Paterson (New Jersey), el 25 de julio de 1936, Evelyn y Charles Sime, una pareja de enamorados que ni siquiera se graduaron en el instituto, tuvieron un hijo al que llamaron Dave. Él, al contrario que sus padres, llegaría hasta la universidad: se licenció en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke en 1962 y, años después, se estableció en Florida y se convirtió en un referente en la oftalmología debido a su condición de pionero en los trasplantes de lentes intraoculares. En cualquier caso, no está en este texto por sus destrezas médicas (y eso que entre sus clientes encontramos a Richard Nixon, Ted Williams o Sugar Ray Leonard), sino por sus habilidades atléticas, las mismas que le permitieron estar becado en la universidad. Jugó en el equipo de béisbol y en el de football (los Detroit Lions le eligieron con el número 341 en la 29 ronda del draft de la NFL del año 1959), y, sobre todo, practicó atletismo. Fue un velocista multipremiado, estableció casi una decena de récords mundiales y se alzó con la medalla de plata en la prueba de 100 metros libres en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 (perdió el oro ante el alemán Armin Hary por una sola pulgada). Cincuenta años más tarde, en el año 2010, la Universidad de Duke le nombró como su deportista más destacado de todo el siglo XX.
Ahora también es el running back mejor pagado de la historia