Depravación y decadencia
(Este texto corresponde a la sección de Historias, que entremezcla efemérides, curiosidades, leyendas, hechos, sucesos, partidos y deportistas a lo largo de una narración)
——————————
I. Prácticamente no hay nada que ver en esa pequeña carretera de arena y de gravilla de apenas medio kilómetro entre Palmer y Butte, cerca del río Matanuska. Una señal torcida con el nombre de esa carretera, árboles frondosos a ambos lados del estrecho camino, postes eléctricos y tres o cuatro casas aisladas con camionetas pick ups aparcadas en sus puertas, un par de ellas con una canasta de baloncesto y alguna que otra también con una autocaravana a la entrada. Nada más. Esa carretera sería otro ejemplo más de las miles de carreteras más o menos iguales que se pueden encontrar en Estados Unidos y que no tienen ningún interés de no ser por dos factores. Uno, su ubicación, Alaska. Dos, su nombre, East Secretariat Road. Porque, en efecto, esa carretera es la carretera más al norte dedicada a la memoria de aquel legendario caballo que en 1973, montado por Ron Turcotte, se adjudicó la Triple Corona.
De hecho, en total, Secretariat cuenta en la actualidad con 263 carreteras o calles dedicadas a su nombre en Estados Unidos, un número que supera al de cualquier deportista o personaje famosos. Hay 90 carreteras que se llaman Secretariat Drive. Y 43 Secretariat Lane. Y 18 Secretariat Way. Y 11 Secretariat Road. Y 10 Secretariat Street. Y 9 Secretariat Circle. Y 7 Secretariat Place. Y 6 Secretariat Trail. Y 4 Secretariat Avenue. Y 3 Secretariat Run. Y también 2 Secretariat Boulevard.
Texas y Florida son los estados con más carreteras o calles con el nombre de Secretariat, mientras que, al igual que esos dos estados, California y Kentucky también tienen más de quince carreteras o calles dedicadas a su memoria. Mientras, estados como Illinois, Indiana, Ohio, North Carolina, Georgia o Virginia, el estado en el que Secretariat nació el 30 de marzo de 1970 en Doswell, cuentan con entre diez y catorce carreteras o calles cada uno con su nombre. Por el contrario, Maryland y New York son dos de los estados en los que únicamente hay entre cero o cuatro carreteras y calles con el nombre de Secretariat.
En cierto modo, ese último dato es extraño, ya que Maryland y New York son los dos estados, junto con Kentucky, en los que Secretariat forjó su leyenda.
Primero, el 5 de mayo de 1973, Secretariat se convirtió en el primer caballo de la historia que corrió la milla y un cuarto del Kentucky Derby en menos de dos minutos (1:59.4), un tiempo que, a día de hoy, todavía le sigue manteniendo como el caballo más rápido de toda la historia del Derby.
Después, el 19 de mayo de ese mismo año, Secretariat venció en el Preakness Stakes de Baltimore con un tiempo de 1:54.4, también el récord histórico de la prueba.
Por último, el 4 de junio, Secretariat completó la Triple Corona al vencer con el menor tiempo de cualquier edición y por 31 cuerpos de diferencia en la carrera de Belmont Stakes en un momento (de nuevo) tan histórico que más de 5.000 boletos de apuestas ganadoras no fueron cobrados porque los apostantes acertantes prefirieron conservar como recuerdo esos tickets.
Tras retirarse en la Claiborne Farm de Paris, en Kentucky, Secretariat falleció el 4 de octubre de 1989. Tenía 19 años de edad. Pese a que a los caballos que se convierten en grandes campeones se les entierra normalmente sólo la cabeza, el corazón y las pezuñas, Secretariat fue enterrado de cuerpo entero.
Todavía en la actualidad, en Kentucky se celebra un festival anual en su nombre cuando llega el otoño. En Virginia, en cambio, le realizan una fiesta de cumpleaños cada día 30 de marzo.
Quizá algunos de vosotros también hayáis visto la película sobre su vida que hizo Disney en el año 2010, con Diane Lane y John Malkovich encabezando el reparto.
A Kate Chenery Tweedy, la hija de Penny, la persona que crió y fue dueña de Secretariat, no le extraña nada de esto, ni las carreteras, ni los festivales, ni las fiestas de cumpleaños: “No me sorprende. Secretariat llegó en un momento de gran crisis en este país: el Watergate, la guerra de Vietnam, el juicio político a Nixon. Y, a diferencia de cualquier otro deportista que haya existido, Secretariat restauró nuestro sentido de que hay belleza y bondad en el mundo”, sentencia.
II. El 28 de abril de 1970, en Aspen, en el estado de Colorado, Hunter S. Thompson y su mujer Sandy fueron a visitar al novelista y guionista James Salter y a su mujer. Durante esa cena, Salter se enteró de que Hunter S. Thompson procedía de Louisville, en el estado de Kentucky, así que le preguntó si iba a ir a ver el Kentucky Derby, que se celebraba apenas cuatro días después (esa edición de la que se cumple este año medio siglo, por cierto, fue la primera en la que participó una mujer como jockey, Diane Crump). Más tarde, esa misma noche, a eso de las 3:30 horas de la madrugada, Hunter S. Thompson descolgó el teléfono y marcó el número de la casa, en San Francisco, de Warren Hinckle, coeditor de Scanlan’s Monthly, una revista contracultural. “Maldita sea, Scanlan’s tiene que cubrir el Derby. Es importante”, le dijo Thompson. Hinckle aceptó en el acto, le reservó un billete de avión y le envió dinero para los gastos. Además, contrató a Ralph Steadman, un artista inglés de ascendencia galesa, para que dibujara las ilustraciones del texto.
Un par de días más tarde, el jueves, Hunter S. Thompson aterrizó en Louisville para cubrir, junto con el citado Ralph Steadman, el Kentucky Derby, la mítica carrera de caballos que en este 2020 ha alcanzado su 146ª edición y que se disputa en el hipódromo de Churchill Downs, con sus imponentes tribunas que acogen a más de 150.000 personas.
Tras la disputa de la carrera ese sábado, otro par de días después, cuando por fin pudo andar después de un fin de semana de excesos, Hunter S. Thompson voló a Manhattan, donde los gestores de la revista Scanlan’s Monthly decidieron encerrarle para que pudiera escribir el reportaje durante cinco días en una habitación del Royalton Hotel, al lado de Times Square. Hunter S. Thompson se tumbaba en la bañera para intentar escribir, pero no le salía el texto: en los tres primeros días, apenas escribió un par de páginas. Harvey Cohen, el copista de la revista, hacía de mensajero entre la oficina de Scanlan’s y la habitación de ese hotel, al tiempo que abastecía a Thompson de una buena dosis de cigarrillos, cervezas Heineken y whisky Chivas. Cohen también aprovechaba sus visitas para robar las páginas que Thompson ya tenía escritas y dárselas a los editores de la revista. Hunter S. Thompson entregó el resultado final de sus notas fuera de plazo: se sentía miserable, ya que estaba convencido de que podría haber escrito un texto mejor y de que iba a recibir una buena paliza cuando saliera la revista publicada. Warren Hinckle se encargó de la edición final del artículo, que fue montando una y otra vez mientras estaba sentado en el mítico (y cerrado desde el año 2019) Tosca Café de la calle Columbus de San Francisco.
La pieza apareció un mes después, en la edición de junio de la revista Scanlan’s Monthly. Se titulaba “El Kentucky Derby es depravado y decadente”. Tenía alrededor de 7.000 palabras y, a medio camino entre la ficción y la realidad, se trataba de una inmersión en la cultura y la sociedad estadounidense con la excusa del deporte. En el texto, que se centraba en lo que sucedía alrededor, apenas había una frase para Dust Commander, el caballo ganador. Exactamente, Hunter S. Thompson dedicó 84 palabras a la prueba: “La carrera en sí duró sólo dos minutos e incluso desde nuestros asientos de súper estatus y usando lentes de 12 aumentos, no había forma de ver lo que realmente estaba sucediendo. Más tarde, viendo una repetición de TV en la cabina de prensa, vimos lo que pasó con nuestros caballos. Holy Land, la elección de Ralph, tropezó y perdió a su jinete en la última curva. El mío, Silent Screen, tenía el liderato entrando en el último tramo, pero bajó al quinto lugar al final. El ganador fue una apuesta de 16-1 llamado Dust Commander”, escribió Thompson.
Como el propio Hunter S. Thompson admitió unos años después en la revista Playboy, creía que ese texto sería su perdición: “Estaba seguro de que era el último artículo que iba a hacer para alguien”, reconoció. Se equivocó: acababa de crear el periodismo gonzo. La respuesta fue entusiasta. “Olvídate de toda esta mierda que has estado escribiendo, esto es todo, esto es puro Gonzo. Si esto es un comienzo, sigue adelante”, le aconsejó Bill Cardoso, el editor del Boston Globe Sunday Magazine. Thompson le hizo caso. Él mismo lo explicó en la citada entrevista en Playboy: “Cuando salió, hubo un gran número de cartas, llamadas telefónicas, felicitaciones, gente que lo llamó un ‘gran avance en el periodismo’. Y pensé: ‘Mierda, si puedo escribir así y salirme con la mía, ¿por qué debería seguir intentando escribir como el New York Times?”, reconoció. Y finalizó: “Fue como caer por el hueco de un ascensor y aterrizar en una piscina llena de sirenas”.
Muchos años después, el 20 de febrero de 2005, Hunter S. Thompson se suicidó. Tenía 67 años de edad.
El título de su nota de suicidio también me parece una buena inmersión en la cultura y la sociedad estadounidense con la excusa del deporte.
La llamó “La temporada de football ha terminado”.
Foto: Ralph Steadman
III. De Fairthorne Farm, el lugar en el que nació el 28 de febrero de 2001, a Equistar Farm, la granja a las afueras de Harrisburg en la que está en la actualidad, apenas hay poco más de una hora y media en coche por el sureste de Pennsylvania. No en vano, Smarty Jones es un símbolo de ese estado.
Supongo que, sobre todo, porque su historia, alejada de la típica trayectoria de los grandes caballos de carreras, se asocia indisolublemente a la historia de Philadelphia, una ciudad que se identifica tradicionalmente con la clase obrera, en contrapunto a la burocrática Washington D.C. y a la cosmopolita New York, y que llevaba 21 años sin que sus equipos ganaran algún título deportivo cuando Smarty Jones apareció.
No en vano, cuando Smarty Jones ganó en el año 2004 bajó la lluvia en el Kentucky Derby estaba entrenado y montado por un par de novatos en esa carrera (John Servis y Stewart Elliott, respectivamente) y, además, era propiedad de un par de amables ancianos de Pennsylvania, Roy y su mujer Pat Chapman, que le puso ese nombre porque compartía cumpleaños con su madre, Milly Smarty Jones McNair.
Además, su camino hasta convertirse en un caballo campeón había estado lleno de obstáculos.
Primero, cuando Bobby Camac, su primer entrenador, y su mujer fueron asesinados en diciembre del 2001 por Wade Russell, el hijastro de Camac, que fue sentenciado a 28 años de prisión, lo que llevó a Roy y a Pat Chapman a decidir eliminar su proyecto de cría de caballos y solamente quedarse con dos caballos (sí, Smarty Jones era uno de esos dos).
Segundo, la lesión que sufrió con 2 años cuando estaba entrenando y que estuvo a punto de ser catastrófica.
Pero Smarty Jones superó esa lesión y ganó en el hipódromo de Churchill Downs y también en el Preakness Stakes y, aunque se quedó sin la Triple Corona tras terminar segundo en Belmont, creó una conexión con el público que fue más allá de cualquier victoria. “Sé que es sólo un caballo, pero ¿sabes qué? Se convirtió en mucho más que un caballo”, mantiene Pat Chapman.
Quizá la clave la tenga Pei, de West Hartford (Connecticut), que cuando tenía cinco años escribió, como muchos otros niños estadounidenses, una carta para Smarty Jones: “Querido Smarty Jones, ¡hacer tu mejor esfuerzo es bueno! Te amamos sin importarnos si ganas o si pierdes. Gracias, Smarty Jones, por correr lo mejor que puedes”.
Foto: John Gress/Reuters
——————————
En este texto he utilizado referencias de ESPN, Grantland, Playboy, Scanlan’s Monthly, Sports Illustrated y The Athletic.
——————————
Recomendaciones
El análisis sobre el uso de los bullpens y de los relevistas de Álex Carande, con ayuda de Jesús Soler y José Manuel Pérez, en la página web Dosunosiete.
El vídeo sobre la relación de Jorge Mendes y los Wolves en el canal de Youtube de La Media Inglesa.
Suelo escribir siempre con música, así que he decidido que voy a poner alguna de las canciones que ha sonado mientras estaba escribiendo el texto. Como, por ejemplo, ésta: