Vanguardia entre la niebla (Parte 2)
(Este texto corresponde a la sección de Reportajes, que, como su propio nombre indica, contiene reportajes sobre deportistas, clubes o cualquier aspecto relacionado con el deporte)
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(Aquí puedes leer la parte 1 de este reportaje)
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Este AC Milan de Elliott Management Corporation y de Stefano Pioli
Para entender al actual AC Milan, propiedad de Elliott Management Corporation y entrenado por Stefano Pioli, hay que seguir obligatoriamente, como decían en aquella serie, el rastro del dinero de ese “casino abandonado”.
En el año 2002, por ejemplo, el conjunto lombardo, todavía propiedad de Silvio Berlusconi, ocupaba la cuarta plaza en la Deloitte Money League, la clasificación de clubes según los ingresos generados por las operaciones de fútbol que publica anualmente la conocida firma de consultoría británica. Ese año, el AC Milan tuvo unos ingresos de 164.6 millones de euros y únicamente estuvo superado por el Bayern de Munich (173.2 millones de euros), la Juventus (173.5 millones de euros) y el Manchester United (217.2 millones de euros). Por el contrario, el Real Madrid, el Liverpool, el Chelsea, el Internazionale, la Lazio y la Roma aparecían por detrás de los milanistas en un ranking en el que el FC Barcelona ni siquiera se colocaba entre los diez primeros clasificados.
Sin embargo, en el último Deloitte Money League publicado, el de este año 2020, la AC Milan no aparece hasta el vigesimoprimer lugar, con unos ingresos de 206.3 millones de euros. Los lombardos se quedan muy lejos de los ingresos de los primeros puestos, ocupados por el FC Barcelona (840.8 millones de euros), el Real Madrid (757.3 millones de euros), el Manchester United (711.5 millones de euros), el Bayern de Munich (660.1 millones de euros), el Paris Saint-Germain (635.9 millones de euros), el Manchester City (610.6 millones de euros), el Liverpool (604.7 millones de euros), el Tottenham Hotspur (521.1 millones de euros), el Chelsea (513.1 millones de euros) y la Juventus (459.7 millones de euros); pero también de otros equipos de menor recorrido histórico en Europa como el Schalke 04 (324.8 millones de euros), la Roma (231 millones de euros), el Lyon (220.8 millones de euros) o el West Ham (216.4 millones de euros). De hecho, los milaneses apenas tienen seis millones de euros más de ingresos que el Leicester City (200 millones de euros), once millones más que el Wolverhampton Wanderers (195.5 millones de euros), veintidós millones más que el Valencia (184.7 millones de euros) o treinta y dos millones más que el Crystal Palace (174.5 millones de euros).
Un par de años antes, en el mes de julio del 2018, Elliott Management Corporation se vio obligado a inyectar 50 millones de euros de emergencia para intentar enderezar las finanzas del proyecto de un AC Milan que, pese a haberse clasificado para la Europa League al terminar el curso 2018/2019, tuvo que aceptar la prohibición de jugar en competiciones europeas que le impuso la UEFA por haber incumplido el requisito del equilibrio económico en el juego limpio financiero. Fue entonces cuando la propiedad del club lombardo decidió definitivamente cambiar por completo su filosofía deportiva y apostar decididamente en su política de fichajes por jugadores jóvenes y el uso de la analítica en busca de talentos con un gran potencial y amplio margen de mejora.
La llegada de Stefano Pioli como técnico, el 9 de octubre de 2019, un día después de que Marco Giampaolo fuera destituido después de comenzar la temporada con cuatro derrotas en siete encuentros, cambió la dinámica de un conjunto que encontró la regularidad en el tramo final de la campaña pasada (9 victorias y 3 empates en las doce últimas jornadas para clasificarse para la Europa League), especialmente tras las llegadas en el mercado de invierno de Zlatan Ibrahimovic y Simon Kjaer, los dos jugadores que conceden experiencia al equipo, y que esta temporada afronta la mejor racha de resultados de una escuadra del AC Milan desde el año 2008 cuando Carlo Ancelotti estaba en el banquillo.
No en vano, ahora mismo, este AC Milan, con una de las plantillas más jóvenes de la Serie (24,48 años de media de edad), que intenta presionar y jugar al ataque con jugadores rápidos y talentosos (como el Bayern, campeón de la Champions convertido en el reflejo en el que todos los equipos se miran), es el líder de la máxima división del fútbol italiano y ha superado sin problemas la fase de grupos de la Europa League.
“Me pareció una sorpresa en su día que cogieran a Pioli para entrenar [ex del Inter, fue jugador pero no de un primerísimo nivel] porque según estaba el Milan pensaba que iban a apostar por una entrenador que fuera un líder, una figura motivadora que aglutinara esa presión. El problema y la ventaja que tiene el Milan es que es un equipo joven y acoplar a ese tipo de jugadores lleva tiempo”, analiza Cortina. Y añade: “Son jugadores que como son jóvenes todavía cometen fallos. Yo creo que la experiencia de Ibrahimovic y de algún otro jugador les está viniendo muy bien por diversos motivos. La llegada de Ibrahimovic al Milan le ha dado un salto de calidad para ser más profesionales, más competitivos, en tomarse más en serios a sí mismos y tener más confianza porque tienen jugadores que tienen calidad pero que todavía son mucho de momentos”. “Es un equipo que juega bien, incluso en los partidos en los que no ha estado Ibrahimovic han jugado hasta mejor y eso habla de un equipo que está en racha y tiene calidad”, culmina.
En cualquier caso, Sergio Cortina cree que es “un poco exagerado hablar de si puede ya ganar el Scudetto porque hay gigantes que están un poco dormidos, como el Inter”. “El Scudetto es un objetivo demasiado ambicioso. El Milan es el Milan y se pone líder pronto y genera titulares, pero es un objetivo no realista, responde más al deseo natural de volver a estar en el sitio en el que se merecen que a la realidad”, explica. Y concluye: “El objetivo realista debería ser entrar en la Champions. Incluso entrando en Champions a mí me parece que no sería un equipo de gran nivel Champions”.
Por su parte, Javi Gómez destaca que Pioli “se caracteriza por un juego muy ordenado (joder, es italiano, y brillaba como stopper... ADN puro), eso que ellos llaman concreto”. “Es decir, poco espectáculo, pero il lavoro va fatto. O sea, como debe ser en Milán. Un fútbol muy vertical, apoyado siempre en las alas, con jugadores de rol muy específico y uno que los tiene a todos en su sitio: Ibrahimovic”, argumenta. Y sentencia: “No sé si va a aguantar un año entero [para ganar el Scudetto]. Sobre todo Ibra. Tengo dudas. Pero todos esperamos que vuelva a la Champions. Esa competición, sin una maglia rossonera, no es lo mismo”.
Y La Beneamata se separó de Il Diavolo
Sin una maglia rossonera que contrarreste la maglia nerazzurra del Football Club Internazionale, la otra mitad futbolística que divide Milán en dos desde que La Bienamada, es decir, el Inter, decidió el 9 de marzo de 1908 separarse de El Diablo, es decir, el AC Milan. “La historia del Inter es la historia de un equipo que se escinde del Milan porque quiere tener una vocación más internacional y tener más extranjeros en una época en la que no sucedían este tipo de cosas”, recuerda Cortina.
Sin embargo, más de un siglo después, la diferencia entre ambos clubes apenas se aprecia. “En lo que se refiere a animación en el estadio y pasión por el equipo yo los veo muy a la par. El Milan que empecé a conocer yo es un Milan muy exitoso y un Inter no tanto, exceptuando esta época con José Mourinho al frente. El aficionado al Inter se ha ido creando una fama de sufridor que si tú miras el palmarés del equipo no entiendes por qué, pero que realmente la tienen. Al Inter le llaman La Bienamada porque siempre da alguna alegría a los rivales, siempre es un Scudetto que pierden a última hora, siempre hay una desgracia. Este chiste que siempre ha habido alrededor del Inter a pesar de que, por ejemplo, nunca hayan bajado a Segunda, algo que echan en cara a los aficionados del Milan, o que sea un equipo muy exitoso en Italia, yo creo que también es porque fue muy duro ir a rueda de todo el éxito que tuvo ese Milan de Berlusconi. Ganaron una UEFA, una Liga con los tres alemanes, pero los éxitos del Milan y de la Juve, que también es uno de sus principales rivales, en la década de los ochenta y de los noventa les hacen tener esa fama de pupas”, sugiere el propio Cortina.
Mientras, Gómez opta directamente por mentir: “Si estereotipar a las aficiones es una de las grandes mentiras del fútbol (excepción hecha del Sankt Pauli, del Rayo y del Red Star parisiense, para algunos todavía desconocido), mintamos. El Inter es la burguesía de Milán. Y el Milan es la Milano popular. Sobre esa verdad incompleta se asienta la historia de ambos equipos. Pero eso significa que el Milan se siente cómodo con Matteo Salvini saludándose con el jefe de sus ultras y en la presentación de la temporada de su equipo. El Milan es una entidad mucho más populista que el Inter”, avisa. Y concluye: “Pero sería un error pensar que la afición del Milan es más fogosa. Tengo un buen amigo del Inter que es de una familia muy acaudalada. Cuando Moratti vendió a Roberto Carlos al Madrid hubo una manifestación de socios frente a la sede. Eran 15 y los sumaban dos de las familias más ricas de Milán. Entre ellos, mi amigo”.
La mole de cemento junto al hipódromo
Desde 1926, al lado del hipódromo, hay una mole de cemento que unos llaman San Siro, que otros denominan Estadio Giuseppe Meazza y que a la mayoría lo que nos evoca es a La Scala del fútbol italiano. En cualquier caso, la llamen de la forma que la llamen, es probable que esa mole de cemento tenga los días contados: el AC Milan quiere que se construya un estadio nuevo en la explanada contigua con capacidad para 60.000 personas y el Internazionale también le apoya en ese proyecto.
El motivo, como casi siempre, es el dinero o, en este caso, su ausencia: el AC Milan factura en la actualidad alrededor de 30 millones de euros anuales por ingresos derivados del día de partido y esos ingresos de nuevo se sitúan muy lejos de los más de 100 millones de euros al año que ingresan en esa faceta clubes como el FC Barcelona, el Real Madrid, el Manchester United, el Bayern, el PSG, el Manchester City, el Liverpool, el Tottenham, el Chelsea, la Juventus o el Arsenal.
Por lo tanto, el destino de San Siro parece ya escrito.
“He estado [en San Siro] y te puedo contestar a la inversa, porque se va a entender mejor. Cuando mi amigo milanés del alma, Michelangelo B., vino conmigo al Bernabéu y estábamos a una manzana, me dijo: ‘Está todavía lejos, ¿verdad?’. Allí se canta, se siente y se vive un partido mucho más como se hacía en el entorno del antiguo Calderón que en el Bernabéu”, relata Gómez. Pero añade: “San Siro es una mole vieja y algo absurda. Hace poco, The Guardian criticó que se vaya a demoler el Giuseppe Meazza alegando que es como una catedral del fútbol. Era un artículo que parecía más un lloro adolescente de un enamorado del fútbol italiano. Precisamente porque los estadios vetustos, sin relación con el entorno y con una explotación económica deficiente, son uno de los ejemplos de que el fútbol italiano se haya quedado tan vetusto como sus piedras. Milán es una ciudad que ha cambiado por completo, con una mirada ecologista y sostenible. San Siro ya no tiene sentido. Es verdad que los clubes van de la mano en este cambio. A mí me haría ilusión que cada uno tuviera un estadio, pero no creo que sea económicamente viable”.
Para Sergio Cortina, mientras, San Siro es “un campo icónico, sobre todo con la remodelación que hicieron para el Mundial de Italia 1990, con ese techo de hierro que es fascinante”. “San Siro cambió en el Mundial de 1990. San Siro era un estadio completamente abierto, como se puede ver en las imágenes de los sesenta y de los setenta”, apunta. Y completa: “San Siro es una mole, es un estadio muy grande y ver el fútbol en ese tipo de estadios siempre impresiona. Siendo una mole, las gradas están muy cerca del campo y tiene esa aura de los estadios viejos, como La Romareda, aunque sea más pequeño, o el estadio viejo de San Mamés, la sensación de estar con un peso de la historia tremendo. A pesar de lo antiguo del campo y todo lo que habría que mejorar es un campo donde se ve bien el fútbol, con una visibilidad tremenda. Es un sitio que está muy bien pensado para ver el fútbol. El sabor de esos aficionados que veían jugar a Luis Suárez en los años sesenta lo sigue teniendo”.
En cualquier caso, Cortina concede que la construcción de un nuevo estadio “sería el típico golpe característico del Milan, que siempre ha sido en Italia, después de la Juventus y sobre todo con Berlusconi, un equipo de ir modernizándose y de ir estando a la vanguardia del fútbol en Europa”. Aunque avisa: “Estos proyectos de estadios en Italia siempre suelen ser unas obras faraónicas y de largo recorrido, excepto si tienes mucho dinero como la Juventus”.
“El problema es la historia que pesa sobre San Siro, que no es que sea un estadio legendario en Italia, sino que es un estadio legendario en Europa. Es triste que tenga que desaparecer San Siro, aunque cualquiera que haya estado en San Siro sabe que es la solución más viable. Lo bueno de este proyecto es que lo quieren hacer a escasos metros del campo actual, un poco al estilo de lo que sucedió en Bilbao con San Mamés. De alguna manera, el San Mamés actual sí que es un heredero muy directo del viejo estadio porque sigues yendo a la misma zona. La diferencia es muy grande entre lo que sucede por ejemplo en San Mamés o lo que sucede con el Atlético con el nuevo estadio que tienen en el barrio de San Blas en Madrid. Los hábitos cambian, los cambios son mucho más bruscos. Seguramente en Milán buscan que la gente siga yendo al mismo barrio”, concluye.
El futuro es el risorgimento
Sea en el viejo San Siro o en un nuevo estadio, el futuro del AC Milan únicamente pasa por ser de nuevo un equipo, como dice Gómez, “vincente”, victorioso, ganador. El único éxito que entiende el cuadro milanista, al igual que otros clubes históricos europeos, es el del resultado. Primero, ganar. Después, ganar de nuevo. Y más tarde, volver a ganar otra vez.
A poder ser, lo antes posible en el tiempo.
“El Milan todavía está pagando años de penurias para poder ensamblar un buen equipo y por eso está fichando jóvenes y a futuro porque le cuestan más barato y tratará de ir haciéndoles crecer durante estos años”, avisa Cortina. Y profundiza: “Tonali, Romagnoli… son jugadores que han ido destacando en Italia, en equipos como el Atalanta o el Brescia que tienen buenos ojeadores y buenas canteras, y que el Milan los está cogiendo todavía jóvenes después de destacar en esas primeras etapas y que todavía tienen que hacerse para poder aspirar a objetivos grandes como es ganar una Liga”. “Todavía le queda a ese proyecto. Tienen una serie de jugadores, seis, siete jugadores, que todavía están empezando a dar sus primeros pasos en el fútbol de exigencia. Si este año el Milan queda campeón de invierno para muchos de ellos sería su mayor logro deportivo. Esto te dice todo. Falta medirlos. La virtud se pone a prueba cuando hay alguna amenaza. Mientras no, no sabemos lo que pueden dar de sí. Pero sí que es verdad que tienen buena pinta. Tonali es uno de los mejores ejemplos, pero Tonali prácticamente no ha jugado ni un año en Primera. O Brahim, un jugador de mucho futuro y calidad, pero que tiene que hacerse todavía”, completa.
“No [el AC Milan no puede todavía competir con los grandes equipos de Europa]. No por ahora. No en mucho tiempo. El ejemplo es el PSG, que citas. Han sido muchos años y una inversión faraónica para acercarse al nivel, y eso sin ganar. Es verdad que el Milan tiene algo que no se compra, una cultura vincente. Pero con Ibrahimovic se puede volver a ser joven. Se puede molar. Se puede ganar un Scudetto. Se puede desafiar al tiempo que pasa. Pero no se puede ganar una Champions”, le apoya Gómez.
Cuando eso vuelva a ocurrir, en las oficinas, como antes en el terreno de juego, seguirá estando Maldini, en palabras del propio Gómez, “el futbolista que mejor encarna Milán y al Milan”. “Su elegancia, su discreción, su pragmatismo, su capacidad de alcanzar resultados, su incapacidad para vanagloriarse de ellos, y su linaje, que lo de las grandes familias es muy de Milán”, apunta Gómez. Y sentencia: “Milán era una ciudad que en los 2000 perdió paso. Durante mucho tiempo. Vivió su momento maravilloso, la Milano da bere, que se llama, como nuestra movida ochentera. Y quedó sumida en el olvido político y cultural (aunque en plena eclosión futbolística) durante décadas. Gracias a un alcalde de derechas, Albertini, y uno de izquierdas, Sala, el actual, con algún otro alcalde olvidable entremedias, la ciudad ha cambiado, y ahora es un lugar en pleno risorgimento cultural, arquitectónico y social. Una ciudad que ha cambiado por completo”.
Como también, tal vez, el AC Milan.
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Recomendaciones
El cuarto y último capítulo sobre la historia de las Sabermetrics de Pepe Latorre en la web Dosunosiete.
Suelo escribir siempre con música, así que he decidido que voy a poner alguna de las canciones que ha sonado mientras estaba escribiendo el texto. Como, por ejemplo, ésta: