Scorigamis
I. Si incluimos las dos primeras temporadas bajo la denominación de la American Professional Football Association ha habido 73 encuentros en los cien años de historia de la NFL que han concluido con empate a cero. Los dos primeros, curiosamente, se produjeron el mismo día, el domingo 10 de octubre de 1920, en la semana 3 de la temporada inaugural de la competición, conocida todavía como APFA y no como NFL. Por un lado, delante de las 5.000 personas que se dieron cita en el Cubs Park de Chicago (el precioso y maravilloso campo de béisbol situado en el número 1060 de la calle West Addison que, desde 1927 y hasta la actualidad, recibe el nombre de Wrigley Field), el derbi chicagüense entre los Tigers del fullback y entrenador Guil Falcon y los Cardinals del quarterback y entrenador Paddy Driscoll (“el mejor atleta que he conocido”, en palabras de George Halas en el Chicago Tribune) terminó sin que ninguno de los dos conjuntos consiguiera anotar, al igual que ocurrió ese mismo día en el partido que disputaron en el estado de Ohio, en el Triangle Park, los Dayton Triangles de Bud Talbot y los Cleveland Tigers de Stan Cofall, el primer vicepresidente de la competición.
Unos años después, el domingo 7 de noviembre de 1943, hubo todavía más gente, 16.992 personas, para ser del todo exacto, en otro campo de béisbol, el ya demolido Briggs Stadium de Detroit, en el partido de la octava semana de la NFL que enfrentó a los Lions entrenados por Gus Dorais contra los New York Giants entrenados por Steve Owen y que acabó también con empate a cero. En ese encuentro, los Lions acumularon 6 primeros downs y los Giants únicamente 3. Asimismo, los Lions sumaron 130 yardas totales, de ellas, 28 de pase, y los Giants se quedaron en 84, de ellas, tres de pase.
Fue, en efecto y aunque ya hayan transcurrido casi 77 años desde entonces, el último encuentro con 0-0 en el marcador de la historia de la NFL.
Foto: Chicago Herald and Examiner
II. Quizá algunos de vosotros seáis, como yo, aficionados del concepto Scorigami creado por Jon Bois (básicamente, un partido de NFL que acaba con un resultado que no se había dado nunca con anterioridad) y sepáis ya que hay cinco encuentros en la historia de la NFL que han terminado con un marcador de 2-0 o de 0-2, las victoria con menos puntos que se puede dar en un partido de football después de que un equipo logre un safety.
El primero de ellos sucedió el jueves 29 de noviembre de 1923, en la semana 10 de la NFL, delante de 1.700 personas en el Wooster Avenue Stadium de Akron (Ohio), cuando el equipo local, los Pros, logró un safety en el tercer cuarto para certificar ante los Buffalo All-Americans (2-0) su única victoria de toda la temporada.
El segundo de ellos fue el domingo 21 de noviembre de 1926, también en la semana 10 de la NFL, en el Bison Stadium, cuando los Kansas City Chiefs de Roy Andrews se deshicieron de los Buffalo Rangers de Jim Kendrick (0-2) con un safety en el tercer cuarto.
El tercero de ellos ocurrió exactamente cinco años después del primero, el jueves 29 de noviembre de 1928, en la semana 11 de la NFL, delante de 8.000 personas en el Frankford Stadium de Philadelphia, tras un safety en el primer cuarto que le dio el triunfo a los Frankford Yellow Jackets de Ed Weir ante los Green Bay Packers del sempiterno Curly Lambeau (2-0).
El quinto y último de ellos tuvo lugar el domingo 18 de septiembre de 1938, en la semana 2 de la NFL, con la presencia de 15.172 personas en el City Stadium de Green Bay, cuando los Chicago Bears de George Halas derrotaron con un safety en el último cuarto después de que Jones fuera placado en su propia end zone tras un punt mal realizado a los Packers de Curly Lambeau (0-2), que, a pesar de la citada derrota, se proclamaron campeones del Oeste y jugaron la final por el campeonato, partido en el que acabaron perdiendo ante los New York Giants (23-17) el domingo 11 de diciembre de 1938 en otro mítico estadio en su origen de béisbol, el Polo Grounds de Upper Manhattan, el campo en el que, delante de 52.751 personas, el legendario Willie Mays inmortalizó The Catch, el 29 de septiembre de 1954, en la octava entrada del partido inaugural de las World Series entre los New York Giants y los Cleveland Indians.
Ambos protagonistas, los Chicago Bears (ese año entrenados por Ralph Jones) y los Green Bay Packers del omnipresente Curly Lambeau, fueron también los equipos que se enfrentaron en el partido que me he saltado antes a propósito, cronológicamente, el cuarto de la lista, que sucedió el domingo 16 de octubre de 1932, en la semana 5 de la NFL, delante de 17.500 personas en Wrigley Field, y que terminó con victoria para el conjunto de Wisconsin (0-2) después de que un punt de Nash fuera bloqueado en el segundo cuarto. Sin embargo, no fueron los Packers y sí los Bears los que terminaron proclamándose campeones de esa temporada, que merece su propio espacio por ser la primera campaña de la historia de la NFL que contó, aunque no fuera de forma premeditada, con un partido final para decidir el título: los propios Bears y los Portsmouth Spartans (en la actualidad, Detroit Lions) acabaron con el mismo porcentaje de victorias y derrotas (los empates, como dictaban las reglas de la época, no se contaban para decidir al campeón) y, además, habían empatado en sus dos encuentros directos (esa, también según las reglas de la época, era la única manera de desempatar), por lo que la NFL decidió que ambos equipos jugaran un partido entre ellos para decidir al campeón. Ganaron, repito, los Bears (9-0), pero aquel encuentro disputado el domingo 18 de diciembre de 1932 ante 11.198 personas en el Chicago Stadium es recordado por muchos otros motivos:
Pese a que los Bears y los Chicago Cardinals habían disputado un encuentro de exhibición un par de años antes en el mismo recinto, ese partido de desempate entre los citados Bears y los Spartans fue el primer choque oficial que se jugó a cubierto en la historia de la NFL. Y, como suele ocurrir, sucedió de casualidad: el encuentro estaba programado para disputarse en Wrigley Field, pero tuvo que trasladarse al Stadium debido a las bajas temperaturas y fuertes ventiscas que una de sus recurrentes y peligrosas tormentas de nieve había causado esa semana en Chicago (sin embargo, como el destino es caprichoso, el día del partido la temperatura fue bastante más alta de lo esperado y no bajó en ningún momento de los menos siete grados, una temperatura que todos los que hemos vivido alguna vez en Chicago sabemos que es más que aceptable para el invierno chicagüense).
El encuentro se tuvo que disputar en un campo con un tamaño reducido (solamente de 80 yardas de largo, con 60 yardas entre las líneas de gol, y 45 yardas de ancho) y con reglas especiales (algunas de esas reglas, de hecho, se instauraron al año siguiente como oficiales y cambiaron para siempre el football, como la posibilidad de pasar desde cualquier lugar detrás de la línea de scrimmage en vez de desde 5 yardas más atrás de la citada línea, la instauración de las hashmarks en el campo o la colocación de nuevo de los postes sobre la línea de gol).
Y sobre todo, como he dicho anteriormente, fue el origen primigenio de la actual Superbowl: el éxito de ese primer partido por el título de la historia de la NFL se tradujo, a partir de la siguiente temporada, en la separación de los equipos en dos divisiones diferentes y en la creación de un partido entre los ganadores de esas dos divisiones para elegir al campeón final.
No es un mal legado para un encuentro azaroso y que, además, es especialmente recordado también por su hedor, que incluso hizo vomitar a algunos de los protagonistas de la final: en los días previos a la disputa del partido, en la pista del Chicago Stadium había instalado un circo y, al parecer, mientras se estaba jugando el choque, el olor del estiércol de los elefantes era insoportable.
III. El domingo 8 de diciembre de 1940, con 36.034 espectadores en sus gradas, el Griffith Stadium, aquel ahora derruido estadio de Washington que estaba situado entre la Georgia Ave NW y la W Street NW y que también nos remite irremediablemente más al béisbol que al football, acogió otro partido de campeonato que merece ser recordado. En él se dieron cita los Washington Redskins de Ray Flaherty, campeones del Este con 9 victorias y 2 derrotas, y de nuevo los Chicago Bears del también sempiterno George Halas, campeones del Oeste con 8 victorias y 3 derrotas, y que dominaron completamente ese encuentro.
No en vano, en el primer cuarto, Bill Osmanski anotó un touchdown de carrera de 68 yardas y Joe Maniaci hizo lo propio con otra carrera de 42 yardas.
Y en el segundo cuarto, un lanzamiento de treinta yardas de Sid Luckman a Ken Kavanaugh se convirtió en el único touchdown de pase del choque.
Y en el tercer cuarto, Hampton Pool anotó un touchdown de 15 yardas tras intercepción y, luego, Ray Nolting otro tras una carrera de 23 yardas y, después, George McAfee otro más tras una intercepción de 34 yardas y, más tarde, Bulldog Turner anotó otro touchdown más tras una nueva intercepción, esta vez de 24 yardas.
Y, ya en el último cuarto, todavía hubo tiempo para que Harry Clarke anotara un nuevo touchdown tras una carrera de 44 yardas.
Al final del encuentro, los Bears terminaron con 11 touchdowns (cuatro de ellos, tras pases interceptados) y ocho intercepciones, dos de Joe Maniaci, una de George McAfee, una de Ray McLean, una de Ray Nolting, una de Bill Osmanski, una de Hampton Pool y una de Bulldog Turner.
Las yardas totales fueron de 519 para los Bears y de 231 para los Redskins.
Los Bears realizaron 53 carreras, 381 yardas de carrera y siete touchdowns, mientras que los Redskins se quedaron en 15 carreras, ¡¡cinco yardas de carrera!! y cero touchdowns.
Los Redskins acumularon 20 de 51 en el pase, avanzaron 226 yardas por aire, no consiguieron ningún touchdown y recibieron, como he dicho antes, ocho intercepciones, mientras que los Bears completaron siete de los diez pases que realizaron para lograr 138 yardas y un único touchdown.
Sid Luckman, el QB de los Bears, acabó el partido con un 156.2 de rating tras lograr un touchdown y 3 de 4 en el pase, mientras que Frank Filchock, el QB de los Redskins, terminó el encuentro con 3.6 de rating después de completar para 87 yardas siete de los 23 pases que lanzó y recibir cinco intercepciones, un sack y otro fumble.
En el primer cuarto, el marcador parcial fue de 0-21.
Y en el segundo, de 0-7.
Y en el tercero, de 0-26.
Y en el cuarto, de 0-19.
Al final, el marcador definitivo fue de 0-73 a favor de los Chicago Bears.
La máxima anotación de un equipo en la historia de la NFL.
La victoria con mayor diferencia de puntos en la historia de la NFL (y, de hecho, de cualquiera de las grandes ligas del deporte estadounidense).
Ese partido fue, además, el primer partido por el título de la NFL que fue retransmitido por radio para todo Estados Unidos.
Se podría decir que esos oyentes primerizos no disfrutaron de ese encuentro, precisamente, por su igualdad.
Foto: Chicago Bears
IV. Mientras que el domingo 27 de noviembre de 1966, en la semana 12 de la NFL, los St. Louis Cardinals vencieron a los Pittsburgh Steelers por 6-3 en un encuentro sin touchdowns (en total, tres field goals) en el extinto Civic Center Busch Memorial Stadium, en el por aquel entonces (y, si se cumple el plan establecido, extinto el próximo año) District of Columbia Stadium, con 5 grados de temperatura, 83% de humedad y vientos de hasta ocho kilómetros por hora, los Washington Redskins de Otto Graham y los New York Giants de Allie Sherman, el peor equipo de toda la competición esa temporada, disputaron un partido de football completamente diferente.
Un partido con 16 touchdowns y un único field goal.
No en vano, en el primer cuarto, A.D. Whitfield, que terminó el encuentro con tres touchdowns y 74 yardas de carrera, ya anotó un touchdown de carrera de 63 yardas.
Y en el segundo cuarto, Brig Owens, defensive back de los Redskins, retornó para touchdown un fumble de 62 yardas.
Y en el tercer cuarto, hubo cuatro touchdowns de pase, dos por equipo: primero uno para los Giants tras un lanzamiento de 41 yardas de Gary Wood a Joe Morrison, después uno para los Redskins tras un lanzamiento de 32 yardas de Sonny Jurgensen a Charley Taylor, más tarde otro para los Giants tras un lanzamiento de 50 yardas de Gary Wood a Homer Jones y, ya por último, otro para los Redskins tras un nuevo lanzamiento de 74 yardas de Sonny Jurgensen a Chaley Taylor.
Y en el último cuarto, Rickie Harris retornó para touchdown un punt de 52 yardas y Brig Owens hizo lo propio en una intercepción de 60 yardas y Bobby Mitchell, compañero de ambos en los Redskins, logró el último touchdown del encuentro tras una carrera de 45 yardas.
En total, Charley Taylor, de los Redskins, acabó con 124 yardas de recepción. Y su compañero Sonny Jurgensen, con 131.5 de rating. Y su compañero Brig Owens, con tres intercepciones y 87 yardas tras intercepción. Y su compañero Rickie Harris, con 69 yardas en retornos de punt. Y su compañero Fred Marurek, con 103 yardas en retornos tras patada.
Es curioso: los Giants terminaron con más primeros downs conseguidos (25 a 16) y más yardas totales (389 a 341) y más yardas netas de pase (278 a 132).
Pero los Redskins anotaron once touchdowns.
Y, en el primer cuarto, vencieron en el marcador parcial por 13-0.
Y en el segundo cuarto, por 21-14.
Y, pese a que el tercero acabó igualado (14-14), en el último cuarto también se adjudicaron el parcial por 24-13.
Al final, el marcador definitivo fue favorable a los Washinton Redskins por 72-41.
El partido con máxima anotación combinada entre dos equipos en la historia de la NFL.
Toda una declaración de amor a los ataques.
Aunque a algunos de nosotros lo que realmente nos exciten sean las defensas, los partidos de los Steelers que se deciden por 6 a 3.
Cada uno que estimule sus pasiones de la forma que más le plazca.
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Suelo escribir siempre con música, así que he decidido que voy a poner alguna de las canciones que ha sonado mientras estaba escribiendo el texto. Como, por ejemplo, ésta: