Una pelota sobre la tierra
(Este texto corresponde a la sección de Películas, que contiene textos con el argumento de películas de temática deportiva narrados como si los estuviéramos viendo en primera persona suceder en la realidad)
——————————
(AVISO IMPORTANTE: este texto está repleto de spoilers de la película que contiene la pregunta más importante de la historia del béisbol)
——————————
I. Cuando yo conocí a las hermanas Keller, el mundo estaba en guerra, Joe DiMaggio llevaba un fusil en vez de un bate y Bob Feller se había alistado a la marina. Fue allá por el año 1943, en Willamette, Oregon, en un partido de béisbol en el que la pequeña Kit fue eliminada después de intentar batear tres bolas altas y su hermana mayor Dottie, de apellido Hinson por su marido Bob, logró batear el lanzamiento del triunfo. Mientras sus compañeras la abrazaban y todo el público gritaba su nombre, su hermana Kit se marchó apesadumbrada, sufriendo las burlas de un aficionado. Después, ambas se fueron andando hasta la granja familiar y terminaron disputando una carrera entre ellas para llegar la primera porque Kit odiaba estar a la sombra de su hermana mayor y Dottie adoraba la competición.
Ernie Capadino, aquel scout que buscaba jugadoras para la All American Girls Professional Baseball League, la liga que había creado Walter Harvey, el magnate de los dulces y dueño de los Chicago Cubs, por si la guerra obligaba a cerrar las Grandes Ligas de béisbol, quiso reclutar a Dottie mientras ellas estaban ordeñando a las vacas: le dijo que el sueldo era de 75 dólares a la semana, que buscaban chicas guapas y que las pruebas eran en Chicago. A Dottie aparentemente no le interesó, pero Kit se mostró entusiasmada y, como Capadino le dijo que podría ir si convencía a su hermana, terminó por convencerla suplicándola que necesitaba salir de esa granja porque allí no era nadie.
Al día siguiente, ambas hermanas aparecieron corriendo para coger en marcha el tren en el que viajaba Capadino, que paró también en Fort Collins, Colorado, para ver a otra posible jugadora para la liga. Marla, la chica en cuestión, finalmente fue elegida por Capadino gracias a la determinación ante la injusticia de las hermanas Keller. A Marla la despidió en el andén su padre, Dave Hooch, haciendo el gesto de un batazo y con unas palabras que definen la vida de millones de personas que alguna vez abandonaron su lugar de origen persiguiendo sus sueños: “Aquí nunca pasa nada. Donde tú vas a ir ocurren cosas”.
II. Pocos son los recuerdos de mi vida por los que me dejo embriagar por la nostalgia, pero con el muro de ladrillo cubierto por la hiedra de Wrigley Field haré una excepción. A través de esa hiedra de ese inolvidable campo de béisbol aparecieron Dottie, Kit y Marla, acompañadas de Capadino, para la prueba para la All American Girls Professional Baseball League de Chicago. Ese día había más de 100 mujeres luchando por ocupar uno de los 64 puestos en total, 16 jugadoras por cada uno de los cuatro equipos de la competición, todos ellos situados en el Medio Oeste estadounidense: las Rockford Peaches, las Racine Belles, las Kenosha Comets y las South Bend Blue Sox.
La catcher Dottie y la pitcher Kit, junto con la segunda base Marla, fueron escogidas para las Rockford Peaches, un potente equipo que también contó con otras jugadoras talentosas como la jardinera central Mae Mordabito, la tercera base Doris Murphy, la primera base Helen Haley, la campocorto Ellen Sue Gotlander, la jardinera izquierda Betty Spaguetti Horn o la jardinera derecha Evelyn Gardner.
El entrenador, por cierto, era el mítico Jimmy Dugan, exjugador de los Chicago Cubs, que merece que me detenga un poco en su figura.
Primero, por sus problemas con el alcohol, lo que hizo que se lesionara la rodilla cuando era jugador después de caerse desde una ventana en un hotel al haber un incendio que él mismo había provocado. “Hice 487 home runs para tu equipo de béisbol, tres en las World Series, dos en el cuarto partido”, le dijo a Harvey cuando éste le ofreció el puesto de entrenador de las Peaches. “Lo sé. Por eso te ofrezco este trabajo. Tómalo o déjalo”, le contestó el magnate del dulce.
En el primer partido de su nuevo equipo contra South Bend, Jimmy Dugan entró tarde y borracho a los vestuarios, fue directo a mear, no dijo nada a sus expectantes jugadoras y rompió un cromo suyo cuando una de sus pupilas se lo dio para que se lo firmara para su marido que estaba en el frente. Después, el seis veces ganador del título de home runs de la Liga Nacional saludó al público cuando fue presentado y estuvo, literalmente, rascándose los huevos mientras duró el encuentro. Fue, de hecho, Dottie la que se encargó de hacer la alineación, dar las indicaciones a sus compañeras y anotar el home run del triunfo (5-2 para las Peaches) en ese choque en el que las gradas estaban todavía demasiado vacías y los aficionados se reían de esas mujeres jugando al béisbol.
Después, poco a poco, Dugan fue implicándose en su labor de entrenador, especialmente tras ese encontronazo con Dottie en el que ambos le hicieron señas contrarias a Marla cuando ésta se disponía a batear y Dottie terminó diciéndole a Dugan eso de “Pues entrena, borracho”.
En cualquier caso, la implicación de Dugan no siempre fue positiva para su equipo, como en ese partido en el que hizo llorar a la jardinera derecha Evelyn Gardner. “¿Estás llorando? ¡Estás llorando! ¡En el béisbol no se llora! Mi entrenador me llamó un montón de mierda. Mis padres habían venido a verme desde Michigan. ¿Acaso lloré? No. ¿Y sabes por qué? ¡Porque en el béisbol no se llora!”, le dijo Dugan a Gardner antes de llamar “pene con gorra” al árbitro del encuentro y ser expulsado ante los aplausos de sus jugadoras.
Con el tiempo, Jimmy Dugan consiguió olvidar su frustración y calmar su temperamento, pero eso ocurrió ya después de aquel partido en Racine, el encuentro en el que él dijo eso de “Esto es un maldito circo” y Dottie, la reina de los diamantes, terminó salvando el devenir de la All American Girls Professional Baseball League, que necesitaba beneficios económicos para que sus socios fundadores quisieran seguir apoyándola, al abrirse de piernas para coger esa pelota y protagonizar ese magnífica fotografía que se convirtió en portada de la revista Life.
A partir de ahí, los marineros empezaron a pelearse por coger la pelota de béisbol en ese concurso en el que la campocorto Ellen Sue Gotlander, antigua Miss Georgia, daba un beso al ganador. Y las caricaturas de cartón de Hitler, Mussolini e Hirohito se cayeron al suelo a pelotazos. Y Doris Murphy robó con la boca perritos cuando se acercaba a la grada a coger una pelota de béisbol. Y Marla se casó con Nelson. Y Dottie, que se hizo inseparable de Jimmy Dugan, atrapó esa pelota por la espalda mientras miraba al público. Y las gradas se llenaron y hubo fuegos artificiales y los aficionados se levantaron al unísono para aplaudir con entusiasmo, aunque la liga tuviera, pese a su éxito, su futuro en peligro porque cuando los hombres regresaran de la guerra ya nadie iba a necesitar esa competición.
“¿Será igual que en las fábricas? Era patriótico salir de la cocina y trabajar, y ahora cuando vuelvan los hombres las devolvemos a la cocina. ¿Sabe lo mucho que trabajan estas chicas? ¡Juegan con esguinces de tobillo y dedos dislocados! ¡Se pasan toda la noche en el autobús antes de jugar un doubleheader a la mañana siguiente!”, le espetó enfadado Ira Lowenstein, el encargado de la competición, a su jefe, Walter Harvey, que le contestó: “No habrá lugar en este país para el béisbol femenino cuando se acabe la guerra”.
Por suerte, Harvey se equivocó: la All American Girls Professional Baseball League sobrevivió al final de la guerra, hasta el año 1954.
III. Mi lista con mis frases preferidas de Jimmy Dugan es la siguiente:
- “¿Cómo me he vuelto tan inútil tan pronto?” (se lo dijo a Dottie una noche en el autobús de las Rockford Peaches).
- “¡Así que jugad duro! ¡Jugad con inteligencia! ¡Usad vuestra cabeza!” (fue una declaración de intenciones a sus jugadoras en el vestuario antes de un encuentro después de leer en su contrato que tenía una bonificación económica si su equipo ganaba las World Series).
- “Evita la gonorrea. Jimmy Duggan” (fue la frase que puso en una pelota firmada a unos niños en la calle; a continuación, les gritó: “Es un buen consejo”).
- “Señor, santificado sea tu nombre. Haz que nuestros pies sean veloces. Haz que nuestros bates sean poderosos. Haz que nuestras pelotas sean abundantes. Señor, gracias por la camarera de South Bend. No hacía más que invocar tu nombre. Señor, son buenas chicas, trabajan mucho, así que ayúdalas a vencer” (se trata de la oración que dirigió en el vestuario antes del séptimo y definitivo partido de las World Series).
IV. En realidad, todo se reduce a lo que les ocurrió a las hermanas Keller, así que ha llegado el momento de que os narre lo que pasó.
Primero, en el partido en el que las Rockford Peaches se clasificaron para la postemporada, Dottie le dijo a Jimmy Dugan que retirara del montículo a su hermana Kit, que ya se encontraba cansada en la última entrada de ese encuentro.
Al acabar ese partido, una frustrada Kit se peleó con Doris delante de las cámaras de los fotógrafos y Jimmy Dugan decidió ducharla con agua fría para que se calmara.
Después, Dottie y Kit también discutieron. “Es como en casa, a tu lado no existo. ¿Por qué eres tan buena?”, se quejó la hermana pequeña, al tiempo que Dottie decidió dejar el equipo. Ira Lowenstein entró en pánico al ver la posible marcha de la mejor jugadora de la competición y recibió un ultimátum de la hermana mayor: o era traspasada inmediatamente a otro equipo o dejaba la liga.
Sin embargo, como comprobaría poco después, fue Kit la que acabó siendo traspasada a las Racine Belles. “Zorra”, le insultó Kit a Dottie después de romper el cristal de una ventana con una pelota de béisbol. Y sentenció: “Nos vemos en las World Series”.
En cualquier caso, ese duelo se hizo de rogar porque Bob, el marido de Dottie, apareció de repente, vestido de militar y escayolado, tras ser herido por un francotirador y acabar licenciado por el ejército y la hermana mayor decidió irse a Oregon con su marido. “Creí realmente que eras una jugadora”, le dijo Jimmy Dugan en la despedida. “Pues no. Es solamente un juego y no lo necesito”, restó importancia a su marcha Dottie. “Yo tiré cinco años de mi carrera por beber. Cinco años. Y ahora daría lo que fuera por recuperarlos”, insistió su entrenador. “Somos diferentes”, relativizó su catcher. “¡Mierda! ¡Vete a Oregon y ten cien niños! ¡Vive tu vida como quieras! Pero largarte así, rajarte, te arrepentirás toda la vida. El béisbol te engancha. Te engancha, eso no puedes negarlo”, mantuvo Dugan. “Se ha vuelto demasiado duro”, se lamentó Dottie. “Tiene que serlo. Si no, cualquiera jugaría al béisbol. Su dureza es lo que le hace grande”, finalizó el exmito de los Cubs.
Y de ese modo, con Dottie montada en un coche que viajaba por alguna carretera de cualquier sitio de Estados Unidos, comenzaron las World Series entre las Rockford Peaches y las Racine Belles, que se adjudicaron el primer partido por 10 carreras a 1 en su campo, al sureste de Wisconsin.
El segundo encuentro también fue para el conjunto de Racine, por 6 a 3.
El tercero, en cambio, supuso la primera victoria de las Rockford Peaches, por 7 a 4.
El cuarto, una vez más, cayó a favor de las Belles, por 7 a 5.
Sin embargo, el equipo del norte de Illinois logró vencer en el quinto y el sexto encuentro y las World Series se fueron hasta el séptimo y definitivo partido.
Fue entonces cuando, mientras Ellen Sue Gotlander estaba calentando su brazo, la catcher de las Rockford Peaches se quitó la protección de la cara y resultó ser de nuevo Dottie. “Llegamos a Yellowstone y volvimos. No soy ninguna rajada”, le aseguró su jugadora a un Jimmy Dugan que por primera vez creyó en la victoria.
Pero, con 0 a 0 en la mitad de la octava entrada, fueron las Racine Belles las que se adelantaron en el marcador con esa carrera de Wallace tras un fallo de Evelyn Gardner.
Ya en la parte alta de la novena entrada, con Kit lanzando para las Belles, dos eliminadas para las Peaches, Mae Mordabito en la tercera base y Doris Murphy en la segunda, Dottie salió a batear contra su hermana. Ni siquiera se miraron, pero Dottie conectó ese lanzamiento y sus dos compañeras anotaron para poner a su equipo por delante antes de que Ellen Sue Gotlander fuera también eliminada y el partido se fuera a la parte baja de la novena entrada con la obligación de las Belles de anotar dos carreras para ganar.
En ese intermedio, Kit estuvo en el banquillo llorando desconsolada y su hermana Dottie la vio llorando.
Después, con dos eliminadas y una compañera en una de las bases, la propia Kit, que llevaba en ese encuentro 0 de 3 en sus visitas al plato, tuvo que salir a batear. Al verla, su hermana mayor pidió tiempo muerto y le dijo a Ellen Sue Gotlander que la lanzara bolas altas.
El primer lanzamiento fue una bola alta que terminó en strike.
El segundo lanzamiento también fue una bola alta que también terminó en strike.
Pero el tercer lanzamiento fue una bola alta que Kit por fin conectó y que mandó a muchos metros de distancia y que permitió a Hendricks anotar la segunda carrera de las Racine Belles y que, pese a que su entrenador la pidió que se detuviera en la tercera base, hizo que Kit se saltara esa señal y siguiera corriendo y corriendo hasta la home, donde su hermana la estaba esperando ya con la pelota en su poder y la tocó en el cuerpo para eliminarla, pero ambas terminaron cayéndose tras el empujón de la hermana menor y, al final e inesperadamente, como un único instante en el que pasamos de un plano general a un primer plano, la hermana mayor terminó soltando de su mano esa pelota, que acabó sobre la tierra para certificar la tercera carrera de las Belles y su victoria en ese encuentro y en ese campeonato.
Y, sobre todo, para dar comienzo a la pregunta más importante de la historia del béisbol, aquella que nunca seremos capaces de contestar: ¿soltó o no a propósito esa pelota Dottie Hinson para que Kit, su hermana menor, pudiera convertirse por una vez en su vida en la heroína absoluta, todos los aficionados gritaran su nombre y ella, la hermana mayor, pudiera mirar ese logro de su hermana pequeña desde la distancia, con una sonrisa, orgullosa?
——————————
En este texto he utilizado referencias de A league of their own.
——————————
*He visto la versión original de la película para las citas de este texto, por lo que pueden no cuadrar con la versión doblada al castellano.
——————————
Recomendaciones
Estas palabras de Theo Epstein en su rueda de prensa de despedida de los Chicago Cubs: “Clearly, the strikeout rate is a little bit out of control. We need to find a way to get more action in the game, get the ball in play a little more often, allow players to show their athleticism some more, give the fans more of what they want. Maybe there’s a way to do that through changes over time to put the game back in the hands of the players and let them do their thing on the field. When you’re with a club, you don’t necessarily have the ability to be objective and contribute to that discourse. Maybe now that I won’t be with a club anymore, I can find a way to do that in some fashion” (Traducción: “Claramente, la tasa de strikeouts está un poco fuera de control. Necesitamos encontrar una manera de conseguir más acción en el juego, poner la pelota en juego un poco más a menudo, permitir que los jugadores muestren un poco más su atletismo, dar a los aficionados más de lo que quieren. Tal vez haya una manera de hacerlo mediante cambios a lo largo del tiempo para devolver el juego a las manos de los jugadores y permitirles hacer lo suyo en el campo. Cuando estás en un club, no necesariamente tienes la capacidad de ser objetivo y contribuir a ese discurso. Quizás ahora que ya no estaré en un club, pueda encontrar la manera de hacerlo de alguna manera”).
Suelo escribir siempre con música, así que he decidido que voy a poner alguna de las canciones que ha sonado mientras estaba escribiendo el texto. Como, por ejemplo, una de las mejores canciones de la historia de la humanidad que ahora, por desgracia, quieren que escuchéis cercenada:
ASÍ QUE…
“You’re a bum, you’re a punk, you’re an old slut on junk, lying there almost dead on a drip in that bed, you scumbag, you maggot, you cheap, lousy faggot, Happy Christmas, you arse, I pray God it’s our last”