Buzzer beater (I)
I. El domingo 1 de diciembre de 1996, en un Ravens vs. Steelers disputado en el extinto Memorial Stadium de Baltimore (Maryland) ante 51.822 espectadores, tras una imponente carrera en el retorno de 46 yardas de Jermaine Lewis y después de que Bam Morris no consiguiera avanzar ninguna yarda en la siguiente carrera intentada, el quarterback local Vinny Testaverde completó un pase hacia su izquierda en una jugada de 2&1 para que Jonathan Ogden, el receptor de ese pase, anotara completamente sin oposición el primer touchdown de su trayectoria en la NFL y, de tal modo, consiguiera los primeros seis puntos de ese encuentro que los Ravens terminaron ganando 31 a 17.
El domingo 9 de noviembre de 2003, en un Saint Louis Rams vs. Baltimore Ravens disputado en el Edward Jones Dome de Saint Louis (Missouri) ante 66.085 espectadores, tras una recepción de 25 yardas de Travis Taylor y después de que Jamal Lewis consiguiera una carrera de tres yardas, el quarterback visitante Kyle Boller completó un pase hacia su izquierda en una jugada de 2&1 para que Jonathan Ogden, el receptor de ese pase, anotara completamente sin oposición el segundo y último touchdown de su trayectoria en la NFL y, de tal modo, consiguiera poner 21 a 18 en el marcador de ese encuentro que los Rams terminaron ganando 33 a 22.
El domingo 24 de noviembre de 2019, en un Falcons vs. Buccaneers disputado en el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta (Georgia) ante 71.463 espectadores, tras una recepción de 26 yardas de Chris Godwin y después de que T.J. Logan consiguiera una carrera de dos yardas, el quarterback visitante Jameis Winston completó un pase hacia su derecha en una jugada de 2&1 para que Vita Vea, cuyo nombre completo es Tevita Tuli’aki’ono Tuipulotu Mosese Va’hae Fehoko Faletau Vea y fue el receptor de ese pase, anotara completamente sin oposición el primer touchdown de su trayectoria en la NFL y, de tal modo, consiguiera poner 10 a 19 en el marcador de ese encuentro que los Tampa Bay Buccaneers terminaron ganando 22 a 35.
Podría tratarse de las descripción de tres touchdowns cualquiera.
Podría.
Si no fuera porque Jonathan Ogden jugó toda su carrera en la NFL en la línea ofensiva, medía 206 centímetros de altura y pesaba 156 kilogramos.
Si no fuera porque Vita Vea juega de defensive tackle en la NFL, mide 193 centímetros de altura y pesa 157 kilogramos.
Si no fuera porque hasta este domingo Ogden era el jugador de más peso que había anotado un touchdown en la historia de la NFL.
Ahora lo es Vita Vea.
Por un solo kilogramo de diferencia.
Dicen que el alma pesa 21 gramos.
Se podría decir que ahora también sabemos lo que pesa la eternidad.
II. Con la excepción obvia de Luka Doncic (más abajo hablaré de él) y a falta de ver si Zion Williamson se convierte en lo que parece, hay dos jugadores salidos en algún draft del último lustro por los que siento especial predilección. Se trata de Jayson Tatum, alero de los Boston Celtics, y de Ben Simmons, base de los Philadelphia 76ers. Ambos cuentan con todos los atributos necesarios para convertirse en jugadores determinantes de baloncesto sobre los que poder edificar plantillas ganadoras de campeonatos de la NBA.
¿O no?
Porque a Jayson Tatum le cuesta un mundo aprovechar su talento para forzar faltas e ir a la línea de tiros libres, mientras abusa de tiros de media distancia y toma decisiones erróneas en la mayoría de situaciones comprometidas. Por ejemplo, su clara tendencia a hacer sidestep, step away o fade away para realizar lanzamientos cuando nota contacto con su defensor pese a que esos tipos de lanzamientos estadísticamente no tienen altos porcentajes de acierto (datos de los que me gustan: en la temporada pasada, Tatum lanzó 276 tiros de media distancia y tuvo un 36.6% de acierto y lanzó 311 triples y tuvo un 37.3% de acierto; es decir, únicamente 35 triples más que tiros de media distancia pese a que su porcentaje de acierto fue mejor en los triples y, según las estadísticas, el valor de los triples es exponencialmente mayor que el de los tiros de medio rango).
Porque Ben Simmons ni siquiera sabe lanzar de tres en una NBA actual que vive casi única y exclusivamente de los tiros de tres. En su caso, los datos son incuestionables: en sus tres temporadas en la NBA, el australiano ha anotado ¡¡uno de los 19!! lanzamientos triples que ha intentado. Es decir, un 5% de acierto. Es decir, un 0,11 de triples intentados en cada uno de los 175 partidos que ha disputado en la temporada regular de la NBA (por contextualizar, Harden ha intentado 7,40 triples por partido en la temporada regular de la NBA, mientras que Steph Curry ha intentado 8,20 triples por partido en la temporada regular de NBA).
E, insisto, solo uno anotado.
Fue el pasado jueves 21 de noviembre en el Wells Fargo Center en la victoria de los Sixers ante los New York Knicks y seguro que todos vosotros os habéis enterado porque ese día ese lanzamiento triple apareció en todos los sitios posibles como si no existiera nada más.
Yo, en cambio, en vez de ese vídeo habría puesto en todos los sitios posibles otra cosa.
Se trata de una fecha.
El 30 de noviembre de 2015.
Fue el día que Ben Simmons anotó su único triple en la NCAA como jugador de la Universidad de Louisiana State.
Sí, estáis contando bien mentalmente: han pasado cuatro años menos nueve días entre uno y otro triple.
Eso no hay ningún vídeo que pueda ocultarlo.
III. Hay, precisamente, un vídeo que se ha viralizado esta semana en el que se ve a George Kittle recorriéndose todas las gradas del Levi's Stadium en Santa Clara saludando al público después de que los San Francisco 49ers avasallaran a los Green Bay Packers en el partidazo del Sunday Night Football de la NFL. Me parece que merece la pena escribir algunas líneas en este espacio sobre ese vídeo y no precisamente por el motivo por el que se ha viralizado (Kittle se tropieza y cae en un momento dado del vídeo, ese es el motivo de su viralización).
¿Por qué?
Porque es muy meritorio que el tight end de los 49ers todavía tenga ganas de seguir corriendo después de jugar 38 snaps (el 79% de los snaps ofensivos de su equipo), recibir 6 lanzamientos (y capturar todos ellos, sin fallo), recorrer 129 yardas (21.50 yardas por recepción) y anotar un touchdown.
Porque es muy meritorio que el tight end de los 49ers todavía tenga ganas de seguir corriendo después de protagonizar la jugada más carismática de ese encuentro, el touchdown tras un pase de 61 yardas de Jimmy Garoppolo en una jugada de engaño del equipo de Kyle Shanahan en la que partiendo de una formación de carrera consigue que toda la defensa de los Packers se marche hacia la izquierda y Garoppolo tenga todo el tiempo del mundo para lanzar a un desmarcado Kittle a falta de poco más de tres minutos para el final del tercer cuarto.
Porque es muy meritorio que el tight end de los 49ers todavía tenga ganas de seguir corriendo después de jugar todo el partido con una fractura en un hueso de su tobillo izquierdo.
De hecho, él mismo fue el que le pidió a su entrenador jugar ya pese a tener un hueso roto porque sufría ansiedad al no estar tolerando nada bien, según sus propias palabras, perder el tiempo sin poder jugar.
“Me herí a mí mismo hoy para ver si todavía siento/Me concentro en el dolor, la única cosa que es real”, canta de forma inolvidable un viejo Johnny Cash la letra de esa conmovedora canción escrita por Trent Reznor.*
Cuando escuchas esa canción o ves jugar a Kittle te das cuenta de que es innegable que hay gente que está capacitada para soportar mucho dolor.
Y que también está hecha del mismo material duro y resistente que los diamantes y el grafito.
Carbono, creo que así se llama ese material.*
IV. Decían en una película china que a mí me encantó y en la que mucha gente del cine en la que la vi se salió de la sala antes de que terminara algo así como que los recuerdos tienen al mismo tiempo mentira y verdad. Es una afirmación magnífica que me sirve para explicaros una situación que me persigue desde hace semanas: llevo años pensando que yo estuve en el Palacio de los Deportes el día que Luka Doncic debutó en partido oficial con el Real Madrid, pero últimamente creo que no es así, que yo no estuve ese día sentado en una butaca de la grada que da a la calle de la Fuente del Berro. Supongo que a la mayoría de vosotros os acaba de implosionar el cerebro porque estaréis convencidos de que tener esa duda no es posible, pero, como todo en esta vida, tiene una explicación: yo sí que estuve esa última semana de abril del 2015 viendo un partido del Real Madrid en el Palacio de los Deportes. El problema únicamente reside en que yo no me acuerdo a ciencia cierta de cuál de los dos partidos que jugó el Real Madrid en el Palacio en esa semana fue exactamente el que yo vi en el pabellón.
Porque, hasta hace poco, creía firmemente que yo estuve en la grada del Palacio aquel 30 de abril del 2015 en el que Doncic debutó en la Liga ACB con 16 años y dos meses y anotó un triple en el primer balón que tocó tras un pase de Sergio Rodríguez y yo me llevé las manos a la cabeza y casi me caí de mi asiento en la grada que da a la calle de la Fuente del Berro.
Pero, ahora, empiezo a creer firmemente que yo estuve en la grada del Palacio el 26 de abril del 2015 en otro partido del Real Madrid y que aquel 30 de abril del 2015 en el que Doncic debutó en la Liga ACB con 16 años y dos meses y anotó un triple en el primer balón que tocó tras un pase de Sergio Rodríguez yo me llevé las manos a la cabeza y casi me caí de mi asiento… en el salón de mi casa mientras lo veía en televisión.
Tengo que reconocer que me fastidiaría haberme equivocado en apenas cuatro días de diferencia de la última semana del mes de abril del año 2015 cuando compré esas entradas para ver un partido del Real Madrid y haberme quedado sin presenciar in situ el debut profesional de Luka Doncic.
O, como siempre os digo por aquí, tal vez, no me fastidie en absoluto.
Porque no tiendo demasiado a la memorabilia, la idolatría y la nostalgia por mucho que Doncic esté hecho del mismo material brillante y extraordinario del que están hechas todas las estrellas.*
Y además, por suerte, los recuerdos pueden ser al mismo tiempo mentira y verdad.
*En su inglés original: “I hurt myself today to see if I still feel/I focus on the pain, the only thing that’s real”.
*Vale, es una pequeña licencia poética porque ya sé que el cuerpo de Kittle no puede estar formado al 100% de carbono, pero ¿vosotros sabíais que el 95% del cuerpo de los seres vivos se compone por únicamente cuatro elementos: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y el citado carbono?
*Como todos sabéis de sobra, las estrellas están compuestas principalmente de hidrógeno y helio y, una vez que todo el hidrógeno que contiene una estrella se consume convertido en helio, dicha estrella muere y deja de existir.
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