Dudas y certezas
Quedan apenas un par de meses para el final de la liga regular y ya ha pasado el periodo de fichajes, así que creo que es un buen momento para analizar el estado definitivo de los aspirantes al título en la NBA. Los he dividido en cuatro categorías. Con las certezas que les veo y las dudas que se me presentan. Allá voy:
Los (únicos y verdaderos) favoritos
I. El cierre del periodo de fichajes apenas ha cambiado el horizonte que todos más o menos conocíamos desde hace ya algunos meses: esta temporada, hay tres grandes favoritos al anillo en la NBA y uno de ellos procede de Milwaukee y los otros dos de Los Angeles. Cualquier análisis de favoritos se tiene que hacer desde una perspectiva de postemporada (rotaciones cortas, intensidad defensiva, etc.), que es bastante diferente a la perspectiva de la campaña regular, y en esa visión ningún equipo de la competición sale tan fortalecido como estos tres. Aunque, evidentemente, también tienen sus debilidades:
LOS ANGELES LAKERS: ¿A alguno de vosotros se le ocurre un equipo con más posibilidades de ganar un anillo que uno que tenga en su mejor versión a LeBron James y a Anthony Davis? Seguro que se os ocurre alguno, pero serán apenas un par de ellos. Los Lakers lideran el Oeste y encuentran argumentos de sobra para ser optimistas de cara a la postemporada (son el segundo equipo con mejor rating neto con 7.2 y ese rating neto sube hasta 14.2 cuando Bradley, Green, LeBron, Davis y McGee coinciden en la cancha), pero también tienen graves problemas que paliar antes de que llegue la parte decisiva del año. El no de Darren Collison a dejar su retiro para regresar a las canchas (y los demás fracasos de los angelinos en su búsqueda de refuerzos) puede hacer mella en un conjunto que únicamente ha ganado a uno de los seis mejores equipos de la competición en media de diferencial de puntos (a los Mavs; los otros cinco son los Bucks, los propios Lakers, los Celtics, los Raptors y los Clippers). Es decir, los Lakers ganan mucho, sí, pero también están muy lejos de ser un equipo dominador. Por ello, y dando ABSOLUTAMENTE POR HECHO que LeBron y Davis no fallarán cuando tengan que aparecer, la duda que presentan los angelinos pasa por si los secundarios cumplirán con su papel llegado ese momento. Si a Caldwell-Pope y a Green les entrarán los triples liberados (más de 41% de acierto el primero; más de 37% de acierto el segundo). Si Bradley, el propio Caldwell-Pope o Howard sumarán buenos minutos defensivos. Si Kuzma dejará de ser la indeterminación, la nada absoluta, en la que se ha convertido. De todas, quizá la mayor duda sea la última. Y puede que también la más importante.
LOS ANGELES CLIPPERS: Hay dos cosas en las que los Clippers son exactamente iguales a los Lakers. Una, también aparecerían en nuestra mente como la primera opción para ganar el anillo con la mejor versión de Kawhi Leonard y Paul George. Dos, los Clippers, al igual que los Lakers, están ganando muchos partidos, pero parecen situarse a años luz de ser un equipo dominador. Y ahí, precisamente, se acaban las similitudes entre equipos angelinos. Porque, visto desde fuera, las dudas que pueden presentar los de Doc Rivers no son de posibles defectos estructurales como en el caso de los Lakers, sino de necesidad temporal. Me explico, como siempre, en perspectiva playoffs: nadie tiene mayores argumentos para creer en la victoria que los Clippers. Cuentan con la mejor pareja de jugadores two-way de la competición (Kawhi y PG13) y, en la citada postemporada, pueden presentar una defensa exterior con Beverley-Kawhi-George que ya es asfixiante únicamente al citar sus nombres de corrido. Además, claro, a los puntos que puede aportar saliendo desde el banquillo Lou Williams y al trabajo interior de Harrell, ahora han sumado la presencia de Marcus Morris y su más de 43% en tiros de tres. Es complicado no pensar que, según vaya corriendo el tiempo a su favor, estamos hablando de un equipo que debe llegar como mínimo a la final de la NBA, si bien también es probable que en realidad todo suene mejor en la teoría que en la práctica. Porque, ya se sabe, no existe ningún clic que consiga que los buenos equipos que no dominan en la temporada regular pasen a ser excelentes equipos dominadores en la postemporada. Y estos Clippers, pese a todo su potencial, ya han tenido demasiadas malas noches a lo largo de estos meses como para que ahora tampoco lo tengamos en cuenta. Supongo que, al final, como siempre, todo se reduce a una cuestión de perspectiva. O, si me lo permitís, de fe. De creer o no creer.
MILWAUKEE BUCKS: Si a estas alturas del año 2020 alguien no ve a los Bucks como el próximo campeón de la NBA que levante la mano, por favor. Mi mano ya os aseguro que no se ha movido del sitio. Es, literalmente, imposible decir algo malo del equipo entrenado por Mike Budenholzer, el único conjunto de toda la competición que todavía no ha alcanzado la decena de derrotas. Por segundo año consecutivo, Giannis Antetokounmpo está siendo imparable y va camino de un MVP unánime. Y, a partir de ahí, de tener un jugador casi indefendible, todo es más fácil. El éxito en el tiro liberado (Middleton como segundo anotador y su casi 44% de acierto en tiros de tres). Las transiciones rápidas. Los partidos prácticamente decididos en el primer cuarto. Los Bucks son, obviamente, el equipo con mejor rating neto de la competición (11.5) y su quinteto tipo más posible para los partidos importantes de la postemporada (Bledsoe, Middleton, Matthews, Anteto y Brook Lopez) es también el quinteto con mejor rating neto (18.5) entre los quintetos que más minutos acumulan de toda la competición. Y, encima, su profundidad de banquillo destaca este año con jugadores capaces de aportar otras cosas (Matthews y su defensa, etc.). Sin embargo, los Bucks, para una inmensa mayoría, continúan presentando importantes dudas. Por un lado, su capacidad de adaptación a situaciones de juego diferentes en las que Antetokounmpo no cree superioridad. Por otro lado, la tácita sensación de muchos otros equipos (Raptors, Celtics, Heat y 76ers, sobre todo) de tener una ventana de oportunidad para conseguir plantarse en la final de la NBA llegando desde el Este. Y muchas veces no hay nada más peligroso que darle esperanzas al optimista.
Vale, no son los Bucks, pero… (Este)
II. De hecho, parece increíble viendo lo que los Milwaukee Bucks hacen sobre la cancha, pero que este año la conferencia Este está realmente abierta es un pensamiento bastante aceptado y generalizado. Con mis reservas, no seré yo el que lleve la contraria a la mayoría, si bien con un ligero matiz: lo que está realmente abierto es una plaza para enfrentarse a los Bucks en la final de conferencia. Ya veremos si también está abierta la plaza para representar al Este en la serie por el título, a día de hoy a mí me cuesta poder sacar de ahí a los Bucks. En cualquier caso, si algo nos ha enseñado el deporte competitivo a lo largo de toda su historia es que todo puede ocurrir cuando se llega a esas fases eliminatorias, así que realmente lo único que importa es llegar. Y aunque a priori hay varios (muchos) grados de separación entre los Bucks y los demás, es cierto que apenas existen diferencias de nivel entre los Raptors, los Celtics, los Heat, los 76ers y los Pacers. Cualquiera de ellos puede llegar hasta las puertas de la final de la NBA y en un momento determinado dar una sorpresa relativa. Porque, en realidad, tampoco sería tanta sorpresa:
TORONTO RAPTORS: Tras la marcha de Kawhi Leonard a muchos les puede extrañar ver a los actuales campeones de nuevo como legítimos candidatos al anillo, pero lo único tangible es que los Raptors de Nick Nurse son uno de los equipos mejor entrenados de toda la competición, capaz de ganar quince partidos seguidos hasta que esta misma semana los Brooklyn Nets pusieron fin a esa histórica racha. Pese a las numerosas lesiones que ha ido acumulando (Kyle Lowry, Pascal Siakam, Fred VanVleet, Marc Gasol, Norman Powell, Serge Ibaka… Únicamente Terence Davis ha podido disputar todos los partidos hasta el momento), los Reyes del Norte, el equipo de la competición con cuarto mejor rating neto y también el cuarto mejor en media de diferencial de puntos, siempre ha ido encontrando soluciones con apariciones inesperadas (el propio Davis, casi 8 puntos por partido con más de un 41% de acierto en el tiro de tres) o el crecimiento de otros jugadores (OG Anunoby). En concreto, los Raptors tienen un backcourt peligroso (Lowry y VanVleet), un proyecto de gran estrella que ya es una realidad sobre el que pivotar (Pascal Siakam), secundarios que saben perfectamente lo que tienen que hacer para aportar (Gasol, Ibaka, Powell) y, sobre todo, una filosofía grabada a fuego en su ADN: SER UN EQUIPO, tanto en ataque (gran movimiento de balón), como en defensa. No se me ocurre mejor base que esa para conseguir victorias, así que la única duda lícita que me presentan para poder verles de nuevo con el anillo de campeón es que YA NO TIENEN A KAWHI para que les gane los partidos que solamente ganan los pocos jugadores diferenciales que hay cuando llega la postemporada. Y esa, me temo, es una duda de magnitudes isabelinas.
BOSTON CELTICS: En la lista de equipos bien entrenados también hay que incluir en un puesto preferente, una vez superado el periodo ingrávido de Kyrie Irving, a los Boston Celtics de Brad Stevens. Los bostonianos son terceros en el rating neto y en la media diferencial de puntos, y han encontrado la serenidad que necesitaban con una base de cinco jugadores (más lo que puedan aportar Kanter en el rebote, Theis en el pick and roll y el pick and pop, Wanamaker en la segunda unidad y Grant Williams en defensa) que por fin parecen encajar. Kemba Walker es el líder silencioso que aparece para decidir los encuentros. Marcus Smart es el pegamento defensivo que asume también responsabilidades ofensivas cuando el cronómetro aprieta. Gordon Hayward, acercándose de nuevo a su mejor versión, es el jugador que mejora ABSOLUTAMENTE TODO (rebotes, porcentajes, asistencias, movimiento de balón, ayudas, etc.) cuando el balón pasa por sus manos. Jaylen Brown crea puntos desde la penetración gracias a su capacidad atlética y también con los tiros de tres desde la esquina con un catch and shoot en continuo progreso. Y luego está Jayson Tatum, del que hace unos meses os dije que muchas veces tomaba decisiones erróneas, pero que se ha convertido POR FIN en una ESTRELLA ABSOLUTA sobre el que edificar un equipo campeón. En ataque, su uno contra uno es prácticamente indefendible merced a su capacidad de reacción, que le permite conseguir el espacio suficiente para lanzar en step back o fade away, o penetrar hasta canasta y dejar la bandeja con cualquiera de sus dos manos gracias a su envergadura. Pero, realmente, la mejora sustancial de Tatum, la que le convierte en un jugador two-way, es en defensa, ya que, pese a llegar a la NBA desde la universidad con la estela de mal defensor, los números (y las sensaciones) nos dicen que la defensa de los Celtics mejora con Tatum sobre la cancha en la defensa del pick and roll, en rating defensivo y también en el promedio de pérdidas del equipo rival. Estos Celtics son felices y todo cuadra entre sus egos en un año que puede ser la mejor oportunidad para ganar de esta plantilla (tras el dinero comprometido con Kemba Walker, la renovación de Jaylen Brown y la más que posible de Jayson Tatum, no van a tener mucho dinero disponible para mantener por muchos años más a sus cinco mejores jugadores), pero que, tal vez, no es una plantilla suficiente para poder ganar cuando delante estén equipos como los Bucks de Antetokounmpo, los Lakers de LeBron o los Clippers de Kawhi Leonard. Y esa sí que es una gran duda.
MIAMI HEAT: Pase lo que pase de aquí al final de la temporada, los Miami Heat tendrán mi completo respeto porque, en esta época de tanking despiadado, amo a todos esos equipos que ven una oportunidad para ganar y van directos a por ella. La única reconstrucción posible es desde la victoria y Pat Riley y Erik Spoelstra lo tienen completamente claro. Primero, con la llegada de una estrella vía sign and trade como Jimmy Butler desde los 76ers. Después, con el espacio creado dentro de la zona (Hassan Whiteside a los Trail Blazers) para que Bam Adebayo se pueda convertir en el segundo espada. Más tarde, con la confirmación de que Tyler Herro puede ser ese perenne titular anotador, la tercera pata de la mesa, que tan buena pinta tenía en la Universidad de Kentucky. A continuación, con la evolución exponencial de jugadores criados en la liga de desarrollo como es el caso de Duncan Robinson y Kendrick Nunn. Por último, con el all in en este mes de febrero que ha traído experiencia a Miami con Iguolada y Crowder. Los Heat son otro de esos equipos bien entrenados que ahora, además, están capacitados para plantear situaciones diferentes en los partidos según el quinteto por el que apuesten: más tiro exterior con Herro y Robinson versus más defensa y experiencia con Iguolada y Crowder. La gran duda que siembran es hasta dónde puede llegar el nivel de sus jugadores jóvenes en la postemporada, si bien posiblemente el nombre que les podría aupar hasta el anillo no aparece ni siquiera entre su plantilla. Sí, lo habéis adivinado. Se llama Danilo Gallinari y, aunque estuvo cerca de cambiar Oklahoma City por Miami, finalmente se quedó en los Thunder para dejar huérfanos a los Heat, que no tienen ningún jugador de esas características, el power forward tirador con el que (y esto es ciencia ficción) todas las piezas hubieran encajado hasta poder alzar el trofeo Larry O'Brien.
PHILADELPHIA 76ERS: Libra por libra, el teórico quinteto titular de los 76ers (Simmons, Richardson, Harris, Horford y Embiid) es, si no el mejor, sí que uno de los mejores de toda la competición. Repito, en teoría. Porque lo cierto es que esta temporada nos está demostrando que la realidad es más bien al contrario. Es una cuestión de ocupación de espacios, de jugadores que tienden a moverse hacia las mismas zonas, empezando por su dupla estelar, Simmons y Embiid, cuya conjunción está resultando realmente complicada. Por ello, tanto Elton Brand como Brett Brown han decidido tomar decisiones para intentar dar la vuelta completamente a un equipo al que se le estaba empezando a poner la habitual cara de equipo que todos creen que es favorito antes de empezar y termina siendo un fracaso rotundo (por ejemplo: los Celtics del año pasado). Por su parte, Brand ha añadido argumentos a la segunda unidad del equipo con la llegada de Alec Burks y Glenn Robinson. Por la suya, Brown ha decidido mandar al banquillo a Horford por primera vez desde su año rookie (el año 2007, si alguien se lo pregunta) para hacer hueco en el equipo titular al turco Furkan Korkmaz y su espectacular momento de forma (34 puntos ante los Grizzlies, 31 puntos ante los Bulls). El entrenador de los 76ers camina como un funambulista por la cuerta floja con esa decisión, ya que cuando llegue la postemporada necesitará a Horford (por ejemplo, para defender a Antetokounmpo en una, ahora mismo, previsible semifinal de conferencia) y la gestión de egos en la NBA es siempre uno de los temas más complicados. Al menos, los 76ers son el mejor equipo en su pabellón de toda la competición, aunque también es verdad que a día de hoy todas sus eliminatorias de playoffs serían con el factor cancha en contra.
INDIANA PACERS: Los Pacers son la estabilidad absoluta en una competición en continuo cambio y su plantilla de este año es el mejor ejemplo para demostrarlo: ya no tienen a Collison, Bogdanovic, Evans, Joseph, Matthews o Young, pero traen a Brogdon, Justin Holiday, Lamb, McConnell y Warren y siguen estando ahí. Porque eso es lo que hacen los Pacers, estar siempre ahí, aunque tú posiblemente no te hayas dado cuenta todavía: en los últimos 30 años, el conjunto del estado de Indiana acumula 24 presencias en la postemporada y únicamente hay un equipo en toda la NBA que suma más presencias en la postemporada en ese intervalo de tiempo, ¡¡los Spurs y sus 29 presencias en 30 años!! Es cierto que, en las cuatro últimas temporadas, los de Indianapolis nunca han conseguido superar el quinto puesto de su conferencia en la temporada regular y que siempre han caído eliminados en la primera eliminatoria de playoffs, pero tampoco es menos verdad que los Pacers tienen fama de ser una franquicia y un equipo plagado de trabajadores que nunca se dan por vencidos. Su defensa es magnífica. Sabonis cada vez presenta más soluciones en ataque. Y ha vuelto por fin Oladipo. ¿Suficiente para ser campeones? Lo más seguro es que no, pero encontrar la estabilidad eterna entre tanto vaivén a su alrededor también me parece un triunfo. El de la tranquilidad.
Alternativas a Los Angeles (Oeste)
III. En el Oeste, nos estamos centrando mucho en el claro favoritismo de los dos conjuntos de Los Angeles y su pléyade de estrellas hollywoodianas (LeBron, Kawhi, Davis, George), pero lo cierto es que los equipos angelinos (es decir, los Lakers, ya que los Clippers no saben ni siquiera lo que significa eso) no ganan el anillo de la NBA desde aquel año 2010 del que ahora no me quiero acordar, así que será mejor que empiece a pensar en alternativas al título en la parte occidental del país. Hay varias. Principalmente, tres:
DENVER NUGGETS: El caso de los Nuggets es curioso porque es un equipo que ha salido claramente perdiendo con los movimientos que ha realizado en el mes de febrero: su plantilla antes era exponencialmente mejor que ahora. Las cuestiones de estructura salarial para necesidades futuras mandan, pero, a corto plazo, las salidas de Juancho Hernangómez y, muy especialmente, de Malik Beasley suponen un hueco que ninguno de los miembros de su segunda unidad va a poder llenar. Continuando con la vertiente negativa, las debilidades del equipo entrenado por Michael Malone se ven desde la superficie: su quinteto tipo es flojo en defensa (salvo Millsap) y su excelente movimiento de balón en ataque orbitando alrededor de Jokic no encuentra la recompensa idónea por los mejorables porcentajes de sus jugadores en el lanzamiento exterior. Pero también es verdad que los Nuggets, otro de esos equipos que apuesta claramente por la continuidad y uno de los tres únicos conjuntos que ha sido capaz de vencer este curso en Milwaukee (y lo hizo, además, plagado de bajas), cuenta con una alineación idónea (Murray, Harris, Barton, Millsap y Jokic) para ser diferencial que acumula muchos minutos junta (la quinta mejor en rating neto entre aquellos quintetos con más de 300 minutos juntos) y puede haber encontrado un anotador puro en la figura de Michael Porter. Quizá todavía no les llegue para derrotar a estos Lakers o a estos Clippers, pero tampoco me extrañaría si cada vez están más cerca de lograrlo. Como muchas otras veces, será cuestión de ganarle tiempo al tiempo.
UTAH JAZZ: Al igual que a los Nuggets, a los Jazz también podemos situarles en la órbita de equipos que ya están pero todavía no. Su defensa, verbigracia Rudy Gobert, es excelente y, desde ahí, es un conjunto que nunca se sale de los encuentros. Además, está Mitchell y, a su alrededor, jugadores con capacidad anotadora como Bogdanovic (en la primera unidad) o Clarkson (desde el banquillo). Y, sin embargo, los Jazz también son capaces de encajar, como ocurrió al principio de temporada, rachas de derrotas ante los equipos con los mejores balances de resultados. Porque otro año más los peros se acumulan alrededor del equipo entrenado por Quin Snyder. El primero, la excesiva dependencia del citado Donovan Mitchell. El segundo, y sin duda el más importante, el imposible encaje de Mike Conley en el equipo titular desde su llegada desde Memphis. La sensación es que los Jazz juegan mucho peor con la alineación Conley-Mitchell-Bogdanovic-Ingles-Gobert que con el quinteto Mitchell-O’Neale-Bogdanovic-Ingles-Gobert (y las estadísticas apoyan esa sensación: el segundo quinteto es el mejor quinteto de toda la competición en la clasificación de mejor rating neto entre los quintetos con más de 400 minutos juntos sobre la cancha), pero la realidad es que, cuando lleguen los partidos decisivos, es el primer quinteto el que va a tener que estar sobre el parquet. Porque la calidad siempre tiene que estar sobre la cancha y, en cuanto a calidad, no hay comparación posible entre Conley y O’Neale. Ahí tienes trabajo, Snyder. Tus únicas opciones de campeonato pasan por solucionarlo.
HOUSTON ROCKETS: De entrada, con los Rockets tengo que ser completamente sincero: detesto su estilo de juego, pero nunca criticaré su filosofía. Y menos todavía ahora que han llevado su estrategia hasta el extremo con el traspaso de Clint Capela y la llegada de Robert Covington para jugar por fin con cinco jugadores de dos metros de altura o menos en su alineación titular. Porque, de hecho, es una estrategia que, aunque parezca increíble, tiene sentido: es muy probable que ahora sí que sean candidatos a ganar el anillo y, en cualquier caso, lo que sí que es seguro es que hace apenas un par de semanas no lo eran de ninguna manera. Con la presencia de Covington, los Rockets ganan todavía más tiro exterior y, sobre todo, defensa. Con PJ Tucker, apenas 196 centímetros de altura, de pívot, Westbrook por fin encuentra acomodo (y muy especialmente espacios) en una pizarra en la que era el fallo de sistema más recurrente. Ya no más: ahora Westbrook se puede aprovechar con sus penetraciones de todo ese hueco que generan las defensas dobles sobre Harden, el amasador de balón, y que Capela ya no ocupa en la búsqueda de su pick and roll frontal. Sí, es cierto que los de Mike D’Antoni tienen un evidente problema con el rebote en una conferencia llena de equipos magníficos en el rebote ofensivo (Lakers, Clippers, Nuggets, Mavs) y que ese problema va a ir todavía a más, pero este quinteto de bajitos (Westbrook-Harden-Gordon-Covington-Tucker, en el mejor de los casos) en cambio le permite aumentar su intensidad defensiva para contrarrestar su ausencia de rebotes con más balones recuperados. Y, al final, a los Rockets tampoco es que lo que más les importe sea la defensa, sino el ataque: las estadísticas dicen que con Tucker de ‘cinco’, más del cincuenta por ciento de los lanzamientos del conjunto de Houston son tiros de tres. Y seguro que esa estadística todavía aumentará según vayan pasando los partidos. Ya se sabe que, con Morey y D’Antoni, la victoria y la derrota son dos extremos a los que se llega por el mismo camino. ¿Qué camino? La valentía, el único camino en el que ellos dos creen.
Y si…
IV. Lo más seguro es que ahora estéis pensando que voy a escribir sobre los Oklahoma City Thunder (el quinteto formado por Paul, Schröder, Gilgeous-Alexander, Gallinari y Adams es el mejor quinteto en rating neto entre aquellos que han permanecido más de 100 minutos sobre la cancha, una estadística que puede sugerirnos que Billy Donovan podría ampliar exponencialmente sus minutos juntos cuando lleguen los playoffs) o sobre los Dallas Mavericks (el equipo con el sexto mejor rating neto de la competición y, obvio, con LUKA DONCIC), pero os equivocáis de pleno. Porque el equipo del que quiero escribir ni siquiera ocupa actualmente puestos de playoffs por el título. Y, sin embargo, aquí tiene su hueco:
PORTLAND TRAIL BLAZERS: Partiendo de la base de que en las últimas temporadas los Trail Blazers siempre han ido de menos a más, no me gustaría ser alguno de los mejores equipos del Oeste y tener que enfrentarme a ellos en la primera ronda de los playoffs, si es que el equipo de Oregon consigue entrar finalmente entre los ocho mejores. Ahora mismo, con permiso de los baby Grizzlies, los Pelicans de Zion Williamson y los ¿Spurs?, parece que así será. Porque, obligado por las circunstancias, Terry Stotts ha encontrado una vez más la fórmula del éxito. En esta ocasión, una rotación corta, con veteranos que han sabido amoldarse para cumplir con su papel (Carmelo y Ariza) y la irrupción en las últimas fechas de Trent desde el banquillo, que cabalga al ritmo que le marca un inconmensurable Damian Lillard, la única alternativa real a Antetokounmpo en la lucha por el MVP, el jugador que más se parece a Steph Curry en influencia y estilo, un tirador letal que te supera también en el pick and roll. No en vano, acompañado como siempre por su lugarteniente CJ McCollum, defender el backcourt de los Blazers vuelve a ser una tarea casi imposible: Lillard y McCollum son, con Devin Booker, los tres jugadores que más distancia en ataque recorren de toda la competición. Movilidad continua para generar soluciones ofensivas que la mayoría de las veces encuentran todavía de forma más fácil. Con un tiro de ocho metros de Lillard. O con un tiro de nueve metros de Lillard. O con un tiro de diez metros de Lillard. Seguro que él piensa que ese es el camino más corto hasta los playoffs. Y puede que, de hecho, lo sea.
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